Maite SOROA
No se libran ni las criaturas
U na pareja de prisioneros políticos vascos ha decidido tener una hija (o un hijo) y los elementos más exaltados del fundamentalismo hispano han puesto el grito en el cielo y han dado rienda suelta a sus obsesiones.
Ayer, en «El Semanal Digital», el inefable Pepe Alvarez de las Asturias pretendía ironizar sobre el asunto y apoyaba el tratamiento de fertilidad en cuestión, «no vayamos a colocar a la serpiente en el listado de animales en peligro de extinción». Un estilo inconfundible.
Seguía el tío refiriéndose a los presos vascos como si de culebras se tratara: «para eso tienen crías, las serpientes. No digo yo que todas las crías de la bestia sean o vayan a ser bestias también. Pero los que conocemos el percal sabemos que tienen muchas probabilidades, porque sus progenitores A y B se cuidan muy mucho de que no escojan otro camino». Ya me gustaría saber cómo le educaron a él.
Y para sostener la melonada anterior, se remite a otra más gorda que también publicaba la prensa ultra: «La última prueba fehaciente es la foto que publicó el diario «Abc» el pasado lunes: unos inocentes niños de menos de 10 años haciendo apología de ETA por obra y gracia de sus nada inocentes padres, que les engancharon pegatinas con fotografías de presos etarras mientras se exaltaba al héroe Joseba Fernández Aspurz (...) Eso sí, fue en un acto lúdico-festivo, durante las fiestas de los Calderetes, en el barrio de La Chantrea de Pamplona. Para no perder el alegre tono infantil, digo». Lo de la solidaridad con los presos y las fiestas populares lo llevan fatal, ¿verdad?
Pero no se conforma con pisar las cimas del disparate. Aún quiere subir más alto: «les recomendaría que se dieran un paseo por las calles de Donosti, de Plentzia o de Astigarraga, sobre todo en fiestas, y preguntaran a los futuros etarras cuántos años tienen. ¿Qué se creen, que los colegas de Segi son treintañeros? ¿Que los reclutan con veinte años? No, amigos; la serpiente empieza a manipular a sus crías con menos de 10 años, les enseña a odiar con 12, a tirar piedras con 14, a fabricar cócteles molotov con 16, a disparar con 17 y a los 18 están en Francia». Algunos deberían dejar de tomar sustancias raras.