Olaso
Orwellito
A Rodolfo Ares no se le puede negar el gusto por su trabajo. Entusiasmado al frente de la Policía, pretende contagiar el espíritu policiaco al conjunto de la población y convertir a cada ciudadano en un agente, en un informador o en un espía.
Olviden las libertades, el derecho a la intimidad y sepan que, con Ares, el Gran Hermano de Orwell se quedará corto. Luego vendrá la intoxicación para ocultar que el pueblo les da la espalda.