Lander García Rodrigo Miembro de Ahaztuak 1936-1977
«Web antiterrorista»: error en la página
La historia reciente de las vulneraciones de los derechos humanos derivadas de la violencia de motivación política en nuestro pueblo es trágica, el mapa del sufrimiento es amplio, plural y complicado. Ante esta evidencia, desde Ahaztuak 1936-1977 hemos denunciado que dentro de lo que llamamos modelo español de impunidad existe una estrategia establecida de contra-memoria que pretende desdibujar y criminalizar las diferentes expresiones de lucha antifranquista, sobre todo las que se produjeron en torno a los últimos años de vida del dictador.
Desde nuestro ámbito de actuación pretendemos hacer una aportación sincera para que la fotografía sea lo más real posible. Hemos comprobado durante estos últimos años que cuanto más cercana en el tiempo es la represión de la dictadura, más contradicciones crea en algunos análisis y más descaradamente intencionado es el tratamiento que se hace desde diferentes estamentos. Lo cual nos da alguna pista sobre las consecuencias del franquismo en la actualidad. Por eso reivindicamos la memoria sin complejos, luchando contra el manto de olvido, silencio e impunidad que durante décadas nos han querido imponer.
A la vista de algunas actuaciones, podemos concluir que el esquema de no ruptura establecido en la denominada «transición» ha mantenido la versión oficial franquista sobre el relato de los acontecimientos y el reparto de papeles entre víctimas y victimarios. A la hora de analizar este tema, hay que andar con pies de plomo por razones obvias, pero no puedo evitar hacer alguna consideración ante algunos aspectos sorprendentes de la nueva «web antiterrorista» presentada por el Departamento de Interior, que parecen ser reflejo de esa estrategia de contra-memoria citada.
El video de presentación bajo el título «Terrorista=Delincuente» comienza con un ejercicio de malabarismo histórico encomiable: «La organización terrorista ETA lleva medio siglo dedicada a cometer todo tipo de crímenes». Las primeras imágenes en blanco y negro nos trasladan en el tiempo al corazón de la dictadura franquista, sin embargo no se cita esa circunstancia y se descontextualiza el nacimiento de ETA del espacio- tiempo. Es como si el franquismo y la vulneración sistemática de los derechos humanos, civiles y políticos que supuso ese régimen fueran un pequeño detalle insignificante en el origen de ETA. Nos presentan a ETA como si fuera un cruel fenómeno atmosférico que por motivos aleatorios surgió e incompresiblemente perduró en el tiempo. Pero a continuación -supongo que por un error de cálculo o por desconocimiento- queda en evidencia lo que esa frase trata de ocultar. Y es que para ilustrar esa sentencia lapidaria aparece un panel con fotografías de 50 personas, una por cada año que según la voz en off «ETA lleva dedicada a cometer todo tipo de crímenes». El caso es que en esas fotos aparecen militantes antifranquistas fallecidos, víctimas de la represión de las Fuerzas del Orden Público de comienzos de los años 70, víctimas del terrorismo asesinadas por el Batallón Vasco Español o los GAL y hasta la imagen de tres desaparecidos bajo la sombra de la guerra sucia. Esto es, en el citado video ilustrando el relato sesgado de los acontecimientos en los que ETA es la única causa y consecuencia de la violencia aparecen entre otros las fotos de:
Txabi Etxebarrieta (muerto por la Policía en 1968); Alberto Asurmendi y Jokin Artajo (militantes de EGI-Batasuna fallecidos al explotar el artefacto que trasladaban para una acción contra intereses franquistas con motivo del Aberri Eguna de 1969); José Benito Mujika Xenki, Mikel Martínez de Murguía y José Antonio Aranguren Iharra (muertos por las balas franquistas en 1972); Eustakio Mendizabal Txikia (tiroteado por la Policía de la dictadura en 1973); Joxe Etxeberria Beltza y Jon Pagazaurtundua (militantes antifranquistas fallecidos en 1973); Josu Artetxe (muerto por disparos policiales en 1973); José Luís Mondragón, Roke Méndez, Jon Urzelai e Iñaki Iparagirre (víctimas de las balas franquistas en 1974); Mikel Gardoki (muerto en una emboscada policial); Blanca Salegi, Iñaki Garai y Jesus Markiegi (muertos en un asalto policial durante el estado de excepción de 1975); Josu Mujika y Andoni Campillo (fallecidos en operaciones policiales en 1975) y Jon Paredes Txiki (condenado a muerte y fusilado en 1975). También aparecen las fotos de Eduardo Moreno Pertur, José Miguel Etxeberria Naparra y Popo Larre (desaparecidos en 1976, 1980 y 1983 respectivamente). Y por si todo esto fuera poco, otras imágenes perfectamente reconocibles son las de Justo Elizaran y Joxean Lasa (asesinados por la guerra sucia en 1979 y 1983).
Llamar «terroristas» a todas estas personas no es para nada homologable al tratamiento que reciben en otras políticas públicas de memoria democrática los militantes antifascistas que se enfrentaron a dictaduras, y mucho menos las víctimas de esos regímenes totalitarios. Pero algo positivo hay, este error en la página es fácilmente solucionable: Ese panel con las imágenes de esas personas fallecidas es muy ilustrativo para explicar que se trata de una pequeña muestra del sufrimiento provocado por la represión franquista y la guerra sucia en Euskal Herria. Bastaría con cambiar el texto de la locución.