Warren Buffet es una de las personas más ricas del mundo -en el ránking de la revista «Forbes» lleva años colocado entre las tres primeras- y su actividad principal es la de inversionista, por lo que, a punto de cumplir 80 años, se le considera como una voz autorizada en materia económica. De ahí que se le haya asignado el apodo de «Oráculo de Ohama» (vive en esa ciudad del Medio Oeste de EEUU) y que todas sus apreciaciones tengan gran repercusión mediática. Una de sus citas más difundidas en los foros económicos -especialmente en los de quienes rechazan el modelo capitalista- es ésta: «Existe la lucha de clases, por supuesto, pero es mi clase, la clase de los ricos, la que está haciendo la guerra, y la estamos ganando». Paradójicamente, si se lee el artículo completo que el economista Ben Stein redactó para «The New York Times» en el que aparece tan clarificadora reflexión (http://www.nytimes.com/ 2006/11/26/business/yourmoney/26every.html), Buffet no se presenta a sí mismo como un adalid de esa «victoria», sino que incluso se muestra indignado por el hecho de que, a la hora de saldar cuentas con el fisco de EEUU, la mayoría de sus empleados pagan, proporcionalmente, más impuestos que él. Y asegura que ni siquiera pierde el tiempo en buscar desgravaciones atípicas por medio de la ingeniería fiscal.

Buffet, por supuesto, no pretende encabezar una lucha social que acabe con lo que él mismo considera una injusticia mayúscula. Para calmar su conciencia le basta con ejercer de «filántropo» (multimillonario que invierte parte de su riqueza en «ayudar a los más necesitados»). No obstante, creo que es un buen ejemplo a seguir por varios motivos: habla muy claro; pone blanco sobre negro la desigualdad social que han construido, y defienden con uñas y dientes, los gestores políticos y económicos del capitalismo; y se reconoce, sin tapujos, como integrante de una clase social. Va siendo hora de que aprendamos la lección y, de paso, ésta nos sirva para llamar a las cosas por su nombre: al pan, pan; y a los conflictos sociales, lucha de clases o, como dice Buffet, «la guerra».