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RECORTES DEL GOBIERNO DE ZAPATERO

Blanco admite los excesos del TAV y deja en evidencia las prisas del Gobierno Sanz

Aún no tiene un calendario detallado, pero sí una pauta muy clara: el Ministerio español de Fomento aplazará al menos un año o cancelará directamente todos los proyectos de obra pública anunciados de aquí a 2014. La medida resumida por José Blanco con la frase «ya nada volverá a ser como antes» incidirá en Euskal Herria, sobre todo en el TAV. Y especialmente en Nafarroa, cuyas arcas iba a entrampar el Gobierno de Sanz con un acelerón que queda sin sentido.

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Ramón SOLA | IRUÑEA

Ha pasado poco más de un mes desde que José Blanco y Miguel Sanz estrecharan sus manos en Iruñea para pactar un acelerón a las obras del TAV a cuenta de la Hacienda navarra. Fue exactamente el 9 de abril. Aquella mañana, el ministro de Fomento declaró: «Hemos blindado la llegada del TAV a Navarra. Hay una voluntad inequívoca, como nunca hubo en España, para impulsar la alta velocidad». Ayer, justo 40 días después, el mismo Blanco anunció un parón general del conjunto de las obras públicas, incluida ésta: «Este nivel no se puede mantener. Hemos demostrado más ambición de la que podemos asumir. Ya nada volverá a ser como antes».

Su discurso fue demoledor. Tanto como la sensación que debió provocar en el Gobierno navarro, al que la izquierda abertzale, Nafarroa Bai y colectivos sociales ya habían acusado de embarcar a la Hacienda en una operación de altísimo riesgo al comprometerse a anticipar el pago del tramo Iruñea-Castejón.

De momento, el Ejecutivo de UPN prefiere esperar a que José Blanco detalle el impacto exacto de los recortes. Pero su intervención en el Congreso no permite llevarse a engaño: dio por seguro que cualquier obra se aplazará al menos un año. O sea, que el TAV no llegará a Castejón en 2016, lo que deja sin sentido las prisas y el crédito multimillonario comprometido ya por el Gobierno navarro.

Blanco dijo que el tren -no sólo el de alta velocidad- seguirá teniendo prioridad, pero dejó caer que no piensa precisamente en Euskal Herria cuando destacó como horizonte que «este año estarán conectadas ya las seis ciudades de nuestro país con más de 500.000 habitantes» (Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Zaragoza y Málaga). «Casi la mitad de la población estará a menos de 50 kilómetros de una estación de esta red», añadió en palabras que sonaron a balance, al menos por ahora.

«Ya no es sostenible»

El discurso oficial ha virado totalmente, 180 grados, en sólo una semana. El mismo PSOE que se jactaba hasta ahora de que el Estado español lideraba la alta velocidad ferroviaria en Europa admite abiertamente que eso es un despilfarro. «Nuestra inversión en infraestructuras de transporte en los últimos años en nuestro país ha doblado la de nuestros vecinos. Eso no es invertir más, es invertir mucho más. Hemos hecho en 10 años lo que otros tarda- rían 20 ó 30. Y hay que tener claro que esto no se puede mantener ante el nuevo contexto económico», explicó.

No sólo se ralentizará o parará el TAV, sino el conjunto de obra pública. Blanco citó por encima a los puertos y los aeropuertos (en Euskal Herria ya se afirma que el proyecto de Pasaia se recortará a la mitad, y el Estado tenía previstas inversiones en los aeródromos de Loiu, Foronda, Hondarribia y Noain). Pero, de creer sus palabras, el recorte afectará a absolutamente todo. Es decir, carreteras, canales, quizás las nuevas macrocárceles...

La decisión es tan drástica que no sólo se aplazan obras o se paralizan licitaciones ya previstas, sino que también se cancelarán trabajos ya iniciados. En total, Fomento dejará de gastar 3.200 millones de los previstos para 2010, «un ajuste que previsiblemente no será inferior en 2011 y que tendrá consecuencias en ejercicios posteriores».

El decreto-ley general que hoy aprobará el Gobierno español puede incluir algunas concreciones más, aunque parece pronto para conocer todo el detalle de la «reprogramación» anunciada por Blanco.

«Cultura del modificado»

El ministro de Fomento habló de todo un cambio de filosofía en el futuro. Su comparecencia se convirtió en una cascada de titulares, ya que cada frase contradecía toda la trayectoria anterior de este y otros gobiernos. «A partir de ahora, ni el enfoque ni las expectativas pueden ser las mismas», indicó. «No todas las infraestructuras son vitales para el desarrollo de una región», dijo luego. «No es momento de victimismo, sino de racionalidad, sentido común y responsabilidad», añadió.

Habló incluso de que habrá que eliminar «la cultura del modificado» de las obras públicas, en alusión a las sempiternas desviaciones presupuestarias al alza de estos proyectos. Anunció que a partir de ahora habrá que buscar financiación privada para estos proyectos. Y que se eliminarán secciones enteras en el Ministerio de Obras Públicas, o que se suprimirá la mitad del Consejo de Administración de Adif, la estructura de gestión ferroviaria que también fue incluida con calzador en el acuerdo de financiación del «corredor navarro» del TAV.

Aseguró que en el futuro se primarán la eficacia, el ahorro y el control. Cualidades todas ellas que, según cabía entender implícitamente, no se han tenido en cuenta hasta ahora.

INFRAUTILIZACIÓN

Muchas frases de José Blanco recordaron a la que llevan años diciendo los detractores del TAV. Por ejemplo: «De nada sirve una línea ferroviaria para un tren sin mercancías ni viajeros. Si está infrautilizada, es una rémora».

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millones de euros iba a tirar el Gobierno navarro sólo en concepto de intereses por el crédito necesario para adelantar la línea Iruñea-Castejón (387 millones). Sanz dijo que estaba ya negociado; se desconoce si está firmado.

EL PNV Y EL FISCAL

El discurso de Blanco provocó tal estupor que José Ramón Beloki (PNV) dijo que las cosas que pasan en Fomento «llevan a la puerta del fiscal». Calificó los planes anteriores de «cuentos chinos. Se nos ha vendido literatura y esto no puede pasar sin más».

El PP se queja ahora

El representante del PP reprochó a Blanco algo que había callado hasta ahora: que Fomento estaba comprometiendo inversiones sin dinero, para pagarlas a partir de 2014 -como el TAV en Nafarroa-, «o sea, cuando ya habrá un gobierno del PP».

«Coma» y «apocalipsis»

Tras el diagnóstico de Blanco, el PP habló de «colapso» y «coma profundo» de las infraestructuras en el Estado español. Joan Ridao (ERC) tildó el panorama de «apocalíptico» y Beloki (PNV) advirtió: «Así nos hundimos, señor ministro».

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