Desde la placidez de su retiro paquidérmico, Jaime Mayor Oreja encendió las luces de alarma sobre una fantasiosa negociación entre el Gobierno español y ETA y la bola de nieve ha alcanzado dimensiones hercúleas.

Ayer, en «El Periódico de Extremadura», Carlos Carnicero protestaba: «Todo empezó en la caverna mediática, que lanzó el rumor de que se estaría produciendo una negociación con ETA. El hilo de ese ovillo lo recogió inmediatamente Jaime Mayor Oreja, que llegó a equiparar los intereses de ETA con los del presidente del Gobierno. A partir de esa obscenidad se ha ido construyendo una estrategia de tensión en la lucha contra el terrorismo». Pues parece que al PP le está yendo bien en la feria, ¿verdad?

Le duele tanto a Carnicero la insidia del P, que se despacha con una descripción que no deja lugar a dudas sobre la naturaleza de la derecha española: «El escorpión de la política española utiliza su veneno y su aguijón no para defenderse, sino porque lo tiene, está en su esencia y no lo puede evitar». ¡Qué fuerte!

Y el mismo día, Luis María Ansón, en «El Mundo», insistía en las tesis de Mayor Oreja: «Las cosas parecen claras, eufemismos y declaraciones rubalcábicas aparte. Usabiaga está en libertad de hecho. A Josu Ternera se le consiente todo. Chávez, el amigo de Moratinos, mantiene refugiados a los etarras. ANV permanece en los Ayuntamientos. Jesús Eguiguren anima la vía Txusito, como ha desvelado `El Mundo'. A los presos encabezados por Otegui, según información de Alberto Lardiés, se les conceden prebendas y se mueven para que ETA declare una nueva tregua, que sería, tal vez, una nueva trampa».

Ansón se lo saca de la manga, pero le da tono de solemnidad después de hablar de «demasiadas coincidencias, demasiados indicios, demasiadas maniobras subterráneas» y proclama que: «Lo probable es que, en cualquier momento, ETA declare una tregua y Zapatero, radiante, tras entonar la palinodia económica y cerrar las bocas sindicales con nuevas dádivas, salga de su madriguera monclovita para negociar públicamente lo que está haciendo ya de forma clandestina y subterránea». ¡Hay que vender periódicos!