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Tornatore, como Bertolucci, tiene ya su «Novecento»

«Baarìa»

Antes de iniciar el rodaje de su primera película en inglés, Giuseppe Tornatore ha querido cerrar el ciclo de su personal obra siciliana haciendo una gran producción histórica que recorre la vida del siglo XX desde su pequeño pueblo natal. Retrata a tres generaciones de una familia de Palermo en clave autobiográfica, rebautizándola como la de los Torrenuova.

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Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

Es lógico pensar que Giuseppe Tornatore ha hecho «Baarìa» llevado por una pura necesidad vital, como una manera de completar lo que de autobiográfico contenía «Cinema Paradiso», que sigue siendo la película con la que se le identifica como autor y a la que se ve impelido a volver. Porque, por lo demás, no está el horno para bollos, pues a nadie escapa que el cine italiano atraviesa por una crisis derivada de la que sufre económicamente el propio país.

Eso es lo que le achacaron sus compatriotas cuando «Baarìa» inauguró la última edición de la Mostra de Venecia y fue recibida con bastante frialdad, lo que no impidió que fuera seleccionada oficialmente para representar a Italia en la competición por el Óscar de Mejor Película de Habla no Inglesa. Era algo obligado, una manera de hacerle los honores a una superproducción que había costado más de 25 millones de euros. Puede que, vista desde fuera, no parezca una cantidad tan elevada, pero es suficiente para romper la tendencia austera del actual cine italiana, empeñado en exportar comedietas románticas que dan más dinero del que cuestan.

Evidentemente no es el caso de «Baarìa», que quiere ser un gran fresco histórico, como en su día lo fue el «Novecento» de Bertolucci. Pero los casi 35 años transcurridos entre una y otra película sirven para recordar que la realidad política de Italia ha cambiado para peor, y que las referencias al antifascismo y a la lucha de clases son ahora mismo puramente anecdóticas, o así lo parecen en la película de Tornatore.

La crítica no ha dejado pasar por alto esa sensación de conformismo nostálgico que transmite Giuseppe Tornatore y por ello acusan al cineasta siciliano de no conseguir emocionar como lo hizo con «Cinema Paradiso», su obra maestra a la que «Baarìa» añade un contexto histórico y una ambientación realizada con más medios.

Hay quien ha llegado a acusarle de utilizar el episodio de «la rivolta del popolo» para exhibir un enorme despliegue en el movimiento de masas, en cuanto prueba de que se ha puesto más cuidado en los aspectos técnicos y formales que en los narrativos. Todo lo concerniente a la construcción de decorados, a la fotografía y a la partitura musical da la impresión de un perfecto acabado artístico, al que tal vez le falte unmayor contenido.

Es el riesgo que corren los largometrajes que se van a las dos horas y media de duración a base de acumular personajes y anécdotas que hasta pueden llegar a confundir al espectador, quien, al salir de la sala de proyección, lo que recuerda es la excelente partitura de Ennio Morricone, que una vez más es de las que engrandecen una película, dándole su auténtica dimensión épica. Sin embargo, Tornatore parece confiar demasiado en el registro emotivo de la música del maestro, convirtiéndola en un recurso indispensable del que difícilmente se podría desprender.

¿Bagheria o Baarìa?

El título de la película indica el modo en que se pronuncia en el dialecto de Palermo el nombre de la población de Bagheria. La acción de «Baaria» transcurre a lo largo de cincuenta años del pasado siglo, desde la década de los 30 a la de los 80. El tono autobiográfico empleado por Giuseppe Tornatore abarca a tres generaciones de su familia, a la que rebautiza como los Torrenuova. El relato empieza con el abuelo, un pastor que siente inclinaciones culturales y no deja de cultivarse. Un ansia de conocimiento que transmite a su hijo, que a su vez sería el padre del cineasta, con lo que la película se convierte en un homenaje de Tornatore a sus mayores y a su esfuerzo por inculcarle una cultura a pesar de pertenecer a un entorno empobrecido.

Quien se enfrenta a mayores dificultades es el padre, dentro de un protagonismo asumido por el actor Francesco Scianna. Le toca sufrir el estallido de la II Guerra Mundial, que trae consigo la hambruna y unas duras condiciones para la supervivencia. Consciente de su situación extrema y, como forma de luchar contra la injusticia social en el caciquil sur de Italia, Peppino se hará comunista. Sus ideas le traerán más problemas, ya que supondrán un impedimento para poder casarse con su amada Mannina, a la que da vida la actriz Margareth Madè. El hijo que finalmente tendrán se llamará Pietro, siendo por su puesto el alter ego del propio Giuseppe Tornatore, a quien presta su rostro Gaetano Sciortino.

Tornatore ha querido preservar las identidades principales, también la del abuelo Ciccio, encarnado por Gaetano Aronica, mediante la elección de actores y actrices poco conocidos fuera de Italia. Así consigue que esos seres para el tan cercanos y queridos tengan en la pantalla una imagen propia y única. De lo contrario, de haber sido interpretados por famosos, corrían el riesgo de convertirse en prototípicos.

Pero toda gran producción necesita de nombres célebres en su reparto, aunque sólo sea por justificar la inversión, y ha preferido reservar a los profesionales más cotizados para los personajes episódicos, dentro de esa categoría que se suele denominar «artista invitado». Claro que para encontrarlos en el cartel hay que ir a la parte inferior, porque los nombres de Michele Placido, Enrico Lo Verso, Lina Sastri, Monica Bellucci, Ángela Molina o Raoul Bova aparecen en letra pequeña. No se le podrá acusar a Tornatore, en consecuencia, de utilizarlos como reclamo comercial de cara a la exportación de la película.

Estreno

Dirección: Giuseppe Tornatore.Producción: Tarak Ben Amar.

Intérpretes: Francesco Scianna, Margareth Madè, Lina Sastri, Raoul Bova, Enrico Lo Verso, Monica Belucci, Ángela Molina, Michele Placido.

Fotografía: Enrico Lucidi.

Música: Ennio Morricone.

País: Italia, 2009.

Duración: 150 minutos.

MORRICONE

«Mi trabajo siempre se basa en un estudio detallado del guión. Me di cuenta de que iba a resultar una tarea muy compleja y delicada. Un viaje a través de las primeras décadas del siglo XX, pero sobre todo una película a través de la cual Tornatore quería rendir tributo a su patria y a su familia»

TORNATORE

«Desde hace veinte años he estado pensando en hacer una película acerca de la temporada única e intemporal de mi vida en la que el universo comenzaba en Via Gioacchino Guttuso 114. Si caminas por esas calles durante años, podrías aprender lo que el mundo en su totalidad nunca podrá enseñarte»

De un pequeño pueblo siciliano llamado Bagheria

Una parte esencial de la obra de Giuseppe Tornatore está íntimamente ligada a su pueblo siciliano de Bagheria, donde nació en 1956. Así queda reconocido en el documental de Mark Evans «Giuseppe Tornatore: Un sueño hecho en Sicilia», que explica el milagro de cómo un niño de una de las zonas más pobres de Palermo ha llegado a convertirse en cineasta. Contiene sus primeras películas en Súper 8, filmadas siendo un menor. Ese amor innato por el cine supo plasmarlo mediante un lenguaje universal en su segundo largometraje, el ya clásico «Cinema Paradiso», que ha marcado su posterior carrera. Cada cierto tiempo vuelve a esa creación fundacional, para reflejar un pasado ligado a sus recuerdos de infancia. Lo hizo en «El hombre de las estrellas», una crónica de posguerra sobre un estafador interpretado por Sergio Castellito, que se aprovechaba del ansia de las gentes humildes del sur de Italia por salir en la gran pantalla. Y, también, en «Malèna», una realización nostálgica a lo Fellini, con Monica Bellucci encarnando el mito erótico del pasado, asociado a la idea del despertar sexual en la adolescencia. «Baarìa» cierra el regreso de un hombre al lugar del que proviene.

M.I.

Estreno

Dirección: Asghar Farhadi.

Intérpretes: Golshifteh Farahani, Shahab Hosseini, Merila Zarei,

Fotografía: Hossein Djafarian.

País: Irán, 2009.

Duración: 119 minutos.

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