Frenazo presupuestario a Tabakalera
Han tenido que ser las telarañas que inundan las otrora opulentas arcas institucionales las que hayan obligado a alcaldes, diputados y consejeros a ponerse de acuerdo en una cosa: no se puede seguir invirtiendo el dinero que no se tiene para satisfacer proyectos a menudo movidos por el afán de protagonismo, bien sea personal o partidista. Ayer, Ayuntamiento de Donostia, Diputación de Gipuzkoa y Gobierno de Lakua decidieron redimensionar el proyecto de Tabakalera en la capital guipuzcoana, obligados por la ausencia de presupuesto. Esto implicará, de un lado, un cambio de planes tanto desde el punto de vista arquitectónico como de funcionamiento; y, de otro, la paralización sine die de unas obras que estaba previsto se iniciasen en breve.
El fenómeno Guggenheim ha disparado en los mandatarios públicos la fiebre de los edificios emblemáticos, como si las majestuosas y complejas obras fueran siempre sinónimo de impulso de la cultura. Si los equipamientos culturales son importantes, y Tabakalera podría sin duda serlo, nunca deberían ocupar el lugar de la propia cultura, ni conceptual ni presupuestariamente. Porque eso sólo contribuye a empobrecer y esclerotizar el tejido creativo en favor de políticas más enfocadas a pretendidos desarrollos económicos y de imagen muy alejados de la Cultura con mayúsculas.