«No tengo tan claro que merezca la pena este esfuerzo que realizamos»
Adolfo Alcocer
Guitarra de Electric Riders
Un decenio cumple este año la banda iruindarra Electric Riders, grupo de rock sicodélico con hechuras internacionales que es novedad con «Trial», su cuarto disco. Editado por la discográfica Gor, y a la espera de una posible edición internacional, como ocurriera con su anterior trabajo, "Music for a family gathering”. La banda prepara tres intensos fines de semana repletos de música y color.
Pablo CABEZA | BILBO
¿Un grupo de sicodelia en Euskal Herria? Síl, y con discografía e imaginería lisérgica equiparable a producciones internacionales, de hecho su anterior obra, "Music for a family gathering», fue publicada por un sello alemán que no puede repetir por la crisis del sector. De la formación de ese disco quedan Adolfo Alcocer, el alma del proyecto, guitarra de amplios recursos y capaz de escribir admirables fraseos de onírica guitarra, y Jaime Zuasti, teclados y bajo. Al actual álbum se han añadido Ander «my wheels» a la batería (ex de Garrasika, Na Tua Man, Basque Country Pharaons y Royal Canal) y Txus a la voz (notable labor y estilo), gasteiztarra que comparte ilusión con Dixon II, Arenna y Granpa Ultraship, todas ellas formaciones en onda setentera. Además han contado con el saxo de Kike Guzmán, que suele acompañar a Soulbreaker Co., la armónica de Roberto López, cantante de Motociclón, de Madrid, y un teclado grabado por un amigo de Adolfo de cuando éste estuvo en Lleida, Joan Enric. El resultado es un discazo de profunda y expansiva sicodelia. Cruce de atmósferas, ambientes plurales y toques progresivos más pronunciados que en discos anteriores.
Estamos ante un disco conceptual, incluso se ve a Pete Townshend en “The act of dreaming”.
Está basado en la historia de John Merrick, el hombre elefante. Quien sepa la historia o haya visto la película de David Lynch, sabrá que el hombre las pasó más putas que Caín por el simple hecho de ser deforme físicamente. Pero lo que yo creo que esconde la peli es la relación humana. Cuando a una persona se le da la oportunidad de tratarle por igual y todo el mundo le trata como es, aflora lo bueno como es este caso. Las letras hablan de amor, de oscuridad, de temor, de como soy y no quiero ser o de como me putea la gente por ser diferente. Gracias por ver a Townshend ahí, es uno de mis iconos guitarreros de toda la vida.
Casi todas las canciones del disco cuentan con rupturas de ritmo, de línea melódica, canciones dentro de canciones.
Funciono por impulsos. No compongo una canción entera prácticamente nunca ya que, como bien dices, hay canciones parciales dentro de una sola canción. Me gusta darle distintos tipos de ambientes ya que considero que es más enriquecedor para nuestra música. No obstante, también hay excepciones, pues «Letting it shine» y «Beyond the wall of sleep» salieron de un tirón.
Quizá se pueda decir que usted es como un banco de sonidos: graba ideas, guarda y toma después lo que necesita.
La verdad es que compongo por partes que después van a la grabadora. Posteriormente veo cómo se pueden unir, a veces con la ayuda de Jaime. Por lo general los solos los dejo para cuando la estructura de la canción es la correcta, que no la definitiva, pues le doy muchas vueltas antes de presentarla y ponernos a arreglarla entre todos.
El esfuerzo realizado hasta el momento en todos los sentidos, posiblemente haya merecido la pena. Con todo, ¿no agota este sistema que premia a los vulgares y evidentes de las listas?
No tengo tan claro que merezca la pena este esfuerzo que realizamos, ya que disco tras disco ocurre exactamente lo mismo y son las mismas trabas para conseguir, por ejemplo, conciertos. Hay gente que nos apoya desde el primer disco, otra que nos hemos ido ganando poco a poco y otros que son insondables e inabordables. Lo de los premios a éste o aquél, no es nuestra batalla. Bastante tengo con lo mío.
Escuchado el disco con cierta lejanía, ¿le hubiese gustado meter aún más teclados, por ejemplo?
No. Hemos metido todos los que hemos querido y escuchado en nuestras cabezitas. Jaime para eso es muy bueno arreglando. Antes de grabar las bases musicales sólo tenía un teclado que lo oía perfectamente en mi cerebro. Antes de incluir la voz vimos otros, y se añadieron. Y después de grabada ésta, todavía metimos alguno más. Hemos tenido tiempo para ver el arreglo necesario en cada canción.
Si pudiera viajar en el tiempo qué tres años visitaría.
Me iría a 1956 por el rock and roll: Elvis, Eddie Cochran, Bill Halley, Chuck Berry, Domino... No todos por ese mismo año, pero era una puta bestiada lo que se venía encima. Viajaría a 1967 por la sicodelía de la costa Oeste estadounidense y la sicodelia inglesa, tan importante, no nos olvidemos, como decisiva en los setenta. Regresaría a 1976 por el punk. Me interesó por la patada que pegan en la mesa, dejando a la mayoría de la música temblando. El punk lo puso todo patas arriba y más de uno se tuvo que poner las pilas para seguir en el tinglado.
¿Y a qué músico le gustaría darle la mano en ese hipotético túnel del tiempo?
A Elvis, a John Coltrane, a Jorma Kaukkonen [Jefferson Airplane, Hot Tuna...], a Jerry Garcia [Grateful Dead], a Pete Townshend [The Who], David Gilmore [Pink Floyd], Roger Waters [Pink Floyd]..., pero podría seguir.
Se disfruta en especial cuando la guitarra solista entra al estilo explosivo de «Higher calvary»?
Esa canción creo que es nuestro hit en este disco, si se me permite la licencia o la recomendación. Si la hubiese firmado un grupo famoso, estaría sonando en la radio a todo trapo. Me gusta mucho como terminamos esa canción y como está, aunque si soy sincero hubo sus más y sus menos con el solo de friscornio.
Con tanta sicodelia, ¿ve la vida en colores?
Me he vuelto daltónico en muchos aspectos (risas). Intento ver ese colorido y la verdad es que me cuesta. Siempre hay alguna cosa que se enturbia, pero ¡joder que complicado está todo!
Jaime ha metido teclados, pero además su bajo está muy presente, tan redondo, tan melódico, tan adictivo...?
Es bajista antes que teclista... Es el Geddy Lee [grupo Rush] del Estado. Nadie toca ahora como él. Sólo antes había bajistas así, pero te tengo que hablar de gente como José Luis Jiménez (Topo, Asfalto), toda aquella gente que mamó la música de los 70. Arregla, toca el teclado también y hace coros. Creo que te he dicho todo con esto.
Por fortuna, unas semanas con conciertos aquí.
Mañana tocamos en la Peña Euskalerria de Burlata. El viernes 28 en el Matadero de Azkoitia junto con Atom Rhumba y el sábado 5 de junio en el gaztetxe de Andoain junto a Soulbreaker Company. P. C.
«Las letras hablan de amor, de oscuridad, de temor, de como soy y no quiero ser o de como me putea la gente por ser diferente»