Ayer tuvo lugar en los cines Capitol de Bilbo una reunión histórica de los agentes festivos de Euskal Herria, empeñados en conseguir mantener un modelo festivo popular y participativo, -por cierto, tal y como subrayaron en su comparecencia ante los medios de comunicación- «lejos de los intereses privados y pasivos que defienden las instituciones a día de hoy». Y es que las trabas y prohibiciones se repiten desde los barrios iruindarras de Txantrea y Azpilagaña a la renombrada Aste Nagusia bilbaina, por citar la realidad de dos capitales, sin menospreciar otras.

Esta política de acoso al trabajo que cientos de personas efectúan a lo largo de todo el año en pueblos y barrios fue la que dio origen a la reflexión compartida que ha hecho posible el Congreso. Pero si algo ha quedado claro tras el debate en el que han participado, entre otros, Gora Iruña, Bilboko Konpartsak, Donostiako Piratak o las comisiones de blusas y neskas y de las txosnas de Gasteiz es que, a pesar de los obstáculos, están decididos a seguir trabajando por la fiesta.

Esta segunda reflexión no supone que estén dispuestos a sufrir el acoso permanente de instituciones y grupos políticos, por lo que barajan el derecho a responder. De ahí que se contemple un amplio abanico de respuestas, que va de la simple campaña de denuncia hasta el boicot, algo que ya se vivió en 1980 en Bilbo o más recientemente en Barañain. Aunque lo que realmente tiene transcendencia es que a raíz del Congreso de Bilbo se articulen respuestas comunes a los ataques a las fiestas populares y para ello se apunta al uso de las redes sociales e Internet como herramienta eficaz de comunicación.

«Vamos a estar en permanente comunicación, tanto para mejorar e intercambiar ideas que hagan las fiestas de mejor calidad y exitosas si cabe, como para frenar los intereses que hay detrás de todos los ataques que estamos sufriendo», manifestó ayer en la plaza del Arriaga Garikoitz Goikoetxea, representante de Bilboko Konpartsak, rodeado del resto de participantes en la reunión.

Son muchas las personas que están dispuestas a defender el modelo festivo popular y participativo al que algunos han loado y ahora combaten junto a sus enemigos de siempre. El mejor ejemplo es el de Bilbo y su Aste Nagusia. Aquí, el PNV ha pasado de reconocer el éxito del modelo a criminalizar a las comparsas, importando al ámbito festivo discursos policiales y situando al frente de esta tarea a dos hombres fuertes del equipo de Iñaki Azkuna, un ertzaina y un periodista. A la delegada de Fiestas y presidenta de la Comisión Mixta de Fiestas se la relega a actos de marketing que pretenden ocultar el papel motor de las comparsas, a cuyos representantes se les llega a disfrazar de gato y oso para no quitar protagonismo a los ediles.

Tras el castigo a Kaskagorri y Txori Barrote, los jeltzales han rubricado con PSE, PP y EB un pacto para marginar a los devotos de Marijaia, contando además con que sus altavoces mediáticos enmudecerán ante cualquier acto de denuncia comparsero, también ante la cita de ayer en los cines Capitol. Otra constatación de la confluencia de intereses entre el equipo PNV-EB con las fuerzas de obediencia españolista, con el respaldo del gerente de la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo, ha sido la designación de Isidro Elezgarai, director de Relaciones Externas de Caja Laboral, como pregonero.

El reconocimiento a una entidad de ahorro en época de crisis económica, aunque sea vasca y cumpla medio siglo, resulta llamativo y muestra el carácter discrecional del nombramiento. Antes incluso de que se hiciera pública la identidad de quién vestiría la casaca amarilla y el bicornio negro el 21 de agosto en el balcón del teatro Arriaga, la presidenta de la Comisión manifestó que el pregonero «iba a ser Caja Laboral», cuando en los últimos años se ha huido de los reconocimientos corales y se ha buscado un personaje público que ayude a la promoción de Aste Nagusia. ¿Tendrán previsto Marijaia o Gargantua solicitar un crédito para renovar su vestuario?

De nada sirvió el anuncio de que el director de cine Alex de la Iglesia estaba dispuesto o que se apuntasen como candidatos a Klaudio Landa, Virginia Berasategi o Julen Guerrero, cuya mayor popularidad entre bilbainos y bilbainas no necesita ser probada. La Comisión Mixta no existe, pues son los ediles los que marcan el compás y a las comparsas no les queda sino criticar ese funcionamiento.

Azkuna pretende dejar su huella también en el modelo festivo, emulando a Castañares, y Eudel copia la ordenanza que ha castigado a Kaskagorri y Txori Barrote con aplausos de Ares. Ala vista de los borradores, la implantación de la «Ley de Víctimas de ETA» a las normativas de fiestas en la CAV, encargada a la asociación de municipios que preside el jeltzale Jokin Bildarratz, copia las sanciones impuestas en Bilbo a las txosnas. Lo curioso es que la normativa de Eudel regula las txosnas, no las comisiones de fiestas y otros agentes, con lo que se desvirtúa la realidad de Euskal Herria, donde personas y colectivos se reúnen para hacer, crear fiesta; no son bares al uso como cabe deducir de la norma.

En el articulado también se hace a las txosnas no sólo responsables de los montajes y de las actividades programadas, sino del recinto donde se emplazan. De este modo, no se puede celebrar ningún acto que no esté previsto y comunicado con antelación. Así no hay espacio para pancartas, carteles y decoraciones reivindicativas y, lo que es más significativo, se responsabiliza de ello a las txosnas.