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Raimundo Fitero

Fusión fría

Le llaman fusión fría virtual y es el nuevo engaño de diseño que utilizan algunas cajas de ahorros para encubrirse unas a otras. Han visto los dividendos a rebajar y se han afeitado las barbas de los prejuicios constitutivos de las entidades que nacieron al amparo de unos estatutos y con el fin de canalizar las inversiones de sus comunidades. Se juntan entidades de ahorro de una comunidad, con mayoría de un partido, con otras, de otra y otro partido, porque al final lo único que importa es salvar sus sueldos, sus jubilaciones, su poder. ¿Y cómo es posible que la suma de varios resultados contables en números rojos sea en números negros? Magia, imaginación financiera, atletismo contable, cinismo político, complicidad mafiosa.

Lo explican con palabras ambiguas, con retruécanos y mal, porque si lo explicasen bien podrían provocar una reacción en cadena de los impositores. Yo me imagino la escena: hoy sumamos todo lo que tenemos entre todos y lo colocamos a nombre de una caja, entonces viene la inspección y le parece ideal; inmediatamente movemos de esa caja a la otra y repetimos la inspección, así, para ganar tiempo, y cuando ya sea irreversible, se vea el pufo inmenso que tienen, llegará el Banco de España y los rescatará aunque diga que los interviene. ¿A quién rescata? Por si acaso no lo recuerdan, esto acabó en Argentina en algo que pasó a la historia de la infamia y del desastre económico de un país por culpa de sus gobernantes con el nombre de corralito.

No obstante los que están en fusión fría constante son los miembros del Gobierno ZP, los redactores de los decretos y su capacidad para meter la pata de manera constante, continuada y creando una sensación de falta de rumbo absoluto y total. Cuando el FMI estornuda por alergia el equipo económico de ZP coge una pulmonía o dos. Hacer creer que se equivocaron en la fecha publicado en el BOE sobre el cierre de posibilidades de endeudamiento de los ayuntamientos es tratar a la ciudadanía de inmadura. La cagaron, una vez más, les presionaron desde su propio partido y han encontrado una solución infantil. ¿Pueden quebrar los ayuntamientos? ¿Quién paga el chocolate a los loros?

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