El Festival Act es la historia de una evolución marcada por el ritmo interno de unas necesidades sobrevenidas. Surgido como encuentro para trabajos de fin de curso de escuelas de teatro, con el tiempo su programación se ha ido poblando con trabajos de egresados que presentan sus primeras creaciones. Por lo tanto, manteniendo parte de su ideario fundacional, hoy podríamos considerarlo el festival que nos ofrece lo que está por venir. El futuro, en cuanto a intérpretes, directores, dramaturgos, que nos deben proporcionar una idea de las inquietudes estéticas de estos jóvenes que conviven con todos los lenguajes, todas las escuelas, todos los géneros, todas las tendencias.

Del Act se espera, en su apartado de exhibición, energía en estado puro, libertad creativa solamente condicionada por las limitaciones lógicas de la inexperiencia, poéticas híbridas, convulsiones miméticas, seguidores incondicionales de alguna figura de los escenarios actuales, ilusiones a raudales, probablemente los emergentes, las esperanzas, el relevo. Y para que lo anterior tenga coherencia, el propio Act da a los participantes posibilidades de cruce, talleres para la formación, contactos con sus pares, el espacio para crecer. El tiempo para creer en ellos mismos y su futuro. El debate, la confrontación y hasta la competición entendida como una manera de remarcar la búsqueda de la excelencia, del valor de lo pequeño, de lo íntimo, de lo inhabitual. Y hasta de lo convencional cuando está bien hecho.