Beroiz 22

Urrutikoetxea 20

Mikel Beroiz jugará la final del Campeonato Manomanista de Segunda contra Aritz Lasa después de vencer por un ajustadísimo 22-20 a Mikel Urrutikoetxea en un duelo totalmente bipolar. Y es que pocos hubieran apostado un céntimo a favor del de Huarte, que llegó a ser dominado en el marcador hasta por un 17-8. No obstante, y justo cuando se iba a montar en el tren de la final, Urruti vio impotente como Beroiz le birlaba el ansiado billete.

El recién inaugurado frontón Mimetiz de Zalla fue escenario de una de los partidos más atractivos que se puedan programar a día de hoy. Beroiz y Urruti comparten quinta, dotes más que adecuadas para jugar mano a mano y un pasado paralelo, ya que no han sido pocas las veces que los dos han compartido frontón en categorías inferiores; tanto formando pareja, como siendo rivales.

Sin embargo, el camino volvía a bifurcarse frente a sus ojos, y tan sólo uno podía lograr el ansiado billete para la final. En esa disputa, las amistades iban a quedar en un plano bastante secundario.

Desde el inicio, fue Urrutikoetxea el que más boletos acumuló para la consecución del pase. Se aprovechó del irregular inicio de Beroiz para llevar a la cancha su juego, y no tardó en lograr las primeras rentas interesantes. Con un golpeo fresco a dos manos y mostrando un juego valiente en ataque, consiguió tantos para acallar las voces de aquellos que le acusan de poco osado.

En el otro bando, la crisis del pelotari huartearra se agudizaba poco a poco, y varios malos botes de la pelota hicieron que el navarro pagara cara su necesidad de acometer los pelotazos con mucha carrerilla. Mientras, Urruti seguía implacable en su intención de matar el partido con largos pelotazos, y el momentáneo 7-18 parecía dejar todo visto para sentencia.

Los vizcainos disfrutaban de lo lindo con las más que previsible victoria de su paisano, pero no contaban con el resurgir de Mikel Beroiz; un pelotari que eliminó hace tiempo de su vocabulario la palabra rendición.

El huartearra tiró de casta, y mucha clase, para reponerse moralmente y comenzar una remontada imposible. Mejoró su colocación sobre la cancha, calmó la ansiedad de los primeros minutos y los frutos cayeron por su propio peso. De hecho, en pocos minutos, el marcador ya mostraba un increíble 19-19.

Urrutikoetxea era entonces el que caía preso de su incapacidad rematadora. El mar de dudas en que convirtió su juego tuvo el punto álgido en el empate a 19; Beroiz se encontraba en la contracancha, y el de Zaratamo tiró bajo chapa una fácil volea que cogió a un metro del frontis. A partir de ahí la inercia hizo su papel, y benefició al pelotari que venía en ascensión positiva.

«Más que contento»

Mikel Beroiz, normalmente comedido y prudente, celebró su pase a la final con mucha efusividad lanzándose al suelo: «He sufrido muchísimo todo el partido. No he estado a la altura al principio, pero he ido para arriba, y estoy más que contento», subrayaba el pelotari navarro.