El Barcelona, ganador de siete Copas de Europa y que regresa a una final de Champions cinco años después, y el Kiel, vencedor en la 2007, disputarán el encuentro en el que se dirimirá quién coge el testigo del entorchado continental.

Los catalanes se deshicieron con relativa facilidad del Chekhovskie (34-27), que fue una sombra del equipo que consiguió abortar el camino del Montpellier hacia la final a cuatro. Los de Xavi Pascual ya comenzaron mandando desde el principio (1-5) gracias a su formidable defensa 6-0 y sólo permitieron que los rusos se pusieran a dos goles (20-22) a falta de un cuarto de hora, pero reaccionaron con presteza para sentenciar.

Por su parte, el Kiel dejó en la cuneta al Ciudad Real, no sin cierta polémica. Los germanos jugaban en casa -Colonia- y la actuación de su portero, Thierry Omeyer, resultó decisiva, a la par que una decisión arbitral que expulsó por dos minutos a Jérome Fernández tras entrar sin permiso a la pista. El técnico de la escuadra manchega prefirió morderse la lengua «para luego no arrepen- tirme de lo que diga».