Ni el «fenómeno Mockus» ni el escándalo de las ejecuciones extrajudiciales que le persiguió durante la campaña presidencial impidieron que el candidato por el Partido de la U, Juan Manuel Santos, recabara un amplio apoyo en la cita electoral del domingo, aunque no logró evitar una segunda vuelta en la que se enfrentará al excéntrico profesor Antanas Mockus, el próximo 20 de junio.

Hijo de la oligarquía más rancia de la sociedad bogotana, el candidato oficialista recabó el 46,6% de los sufragios mientras que el «tsunami» de Mockus se quedó en un escueto 21,5%, unos resultados que contrastan con las encuestas que auguraban un empate técnico entre ambos. Al no alcanzar ninguno la mayoría absoluta, los dos se disputarán la Jefatura de Estado en la segunda ronda.

«Señor presidente Uribe, éste es su triunfo y el de todos quienes queremos preservar su inmenso legado. Colombia ha votado mayoritariamente por defender sus logros y propuestas», exclamó Santos, de 58 años de edad, quien ha ocupado los ministerios de Defensa, Comercio y Hacienda en tres gobiernos distintos.

Continuismo

Uribe fue electo en 2002 y reelecto en 2006, pero no pudo postularse en esta ocasión por decisión de la Corte Constitucional, que hace tres meses falló en contra de que pudiera aspirar a un tercer mandato consecutivo. Se retira con una alta cota de popularidad que su delfín político ha sabido capitalizar.

También recogió la bandera de Uribe para acabar con las FARC. En los tres años al frente de la cartera de Defensa, asestó sonados golpes a la guerrilla, pero también una nefasta estela de «falsos positivos», como se conoce a las ejecuciones extrajudiciales de civiles por parte de los militares, que después presentaban como guerrilleros muertos en combate.

«Santos es como Uribe, y luchará contra las guerrillas y el narcotráfico», explicaba la seguidora oficialista Sandi Ochoa, de 30 años, en las inmediaciones de Coferias, recinto ferial convertido en colegio electoral.

Su discurso triunfalista también rondó lo previsible: «Mi Gobierno no va a dar un paso atrás en el camino recorrido estos ocho años». Y como cabía esperar, llamó a la unidad nacional, «sin distingo alguno de partidos y personalismos».

En tercer lugar quedó el derechista Germán Vargas Lleras, del movimiento Cambio Radical, con 1,4 millones de votos, seguido de Gustavo Petro, del Polo Democrático, con algo más de 1,2 millones de apoyos.

La tasa de participación fue de 48,69% del total de 29,9 millones de colombianos que estaban llamados a votar.

Los girasoles, símbolo junto al lápiz de la campaña de Mockus, aparecían el domingo cabizbajos, con un toque de decepción.

«Es decepcionante para Colombia que una alternativa tan decente como la de Mockus no sea la vencedora», lamentaba Jorge Millán, acusando a Uribe de haber apoyado demasiado abiertamente a su delfín.

Ayer, el «verde» ex alcalde de Bogotá admitió que las encuestas lo ilusionaron sobre la posibilidad de ganar en la primera vuelta electoral y que vencer en la segunda será difícil por el contundente triunfo logrado por su principal adversario.

Seguridad e irregularidades

Los ministros de Interior, Fabio Valencia Cossio, y Defensa, Gabriel Silva, celebraron la «plena calma» con que transcurrió el día, en el que no hubo «actos terroristas relevantes», excepto unos pocos que «han sido neutralizados» por la Policía. Los enfrentamientos entre las FARC y el Ejército provocaron la muerte de tres soldados y un guerrillero.

Más allá de estos altercados, la Procuraduría General notificó la existencia de 125 denuncias por violaciones de la Ley Electoral al cierre de los colegios, relacionadas sobre todo con la participación de funcionarios en los comicios y publicidad en los centros de votación.

La Misión de Observación Electoral (MOE) de Colombia denunció la compra de votos a favor de la candidatura de Santos en los departamentos de Antioquia (oeste), Cauca (suroeste) y en la capital del país.