Seis militares turcos murieron en la madrugada de ayer durante un ataque con cohetes contra su base de logística naval situada en la ciudad de Iskenderum, en el sur del país. En el mismo ataque resultaron heridos al menos nueve soldados más. Según la agencia de noticias pro kurda Firat, tres de los soldados heridos estaban en situación crítica y fueron trasladados a un hospital militar en Ankara.

Iskenderum se encuentra en una zona próxima a Kurdistán Norte y aunque no hay constancia de que en el pasado el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) haya atacado una instalación militar naval y no haya habido reivindicación por parte de esta organización, las autoridades se apresuraron en atribuir a la guerrilla kurda el ataque más mortífero de los últimos meses contra el Ejército.

El viceprimer ministro turco, Bulent Arinc, aseguró que «la organización terrorista separatista (como las autoridades turcas definen al PKK) está detrás de este ataque». Arinc elevó a siete el número de víctimas mortales, pero tanto su oficina de prensa como el Ejército cifraron el seis el número de muertos, según informó AFP.

El viceprimer ministro anunció también que en la pequeña ciudad del Mediterráneo donde se ubica la base naval fueron desplegadas tropas adicionales.

Las carreteras de salida de Iskenderum fueron bloqueadas por el Ejército y las fuerzas especiales iniciaron una operación de búsqueda de los supuestos terroristas, reportó Efe.

El ataque con cohetes tuvo lugar sobre las 04.00 hora local (03.00 en Euskal Herria) y su objetivo fue un vehículo militar que transportaba a los soldados para el cambio de guardia, según relató la agencia Anatolia.

El último ataque tuvo lugar después de que el sábado el líder del PKK, Abdullah Öcalan, condenado a cadena perpetua desde 1999, anunciara desde la isla-prisión de Imrali donde se encuentra recluido, que abandona cualquier esfuerzo para dialogar con el Gobierno de Turquía, dejando la iniciativa en manos de los comandantes rebeldes, según declaraciones de sus abogados al diario «Ozgur Politika». «Continuar este proceso no tiene sentido ni utilidad. El 31 de mayo abandono, no puedo encontrar un interlocutor», señaló.

Öcalan añadió que «la responsabilidad es ahora» de los dirigentes del PKK y del principal partido pro kurdo BDP. «Desde donde estoy, no puedo. A ellos les corresponde decidir qué hacer», dijo, aunque precisó que sus palabras no deben entenderse como una llamada al PKK para intensificar su lucha armada.