La ciudad costera catalana de Sitges acoge desde hoy y hasta el domingo una reunión del Club Bilderberg, para algunos un verdadero poder mundial en la sombra.

El Grupo Bilderberg es un club privado y secreto creado en 1955 y que reúne en una conferencia anual en un hotel de lujo -vetado para la prensa- a un centenar largo de invitados, escogidos entre lo más granado de la clase financiera, política y mediática del mundo capitalista occidental.

En su invitación, la organización exige que nadie conceda entrevistas ni revele nada de lo que un participante individual haya dicho durante las reuniones.

El secretismo y la condición elitista de los invitados, así como su escaso, por no decir nulo, eco en la prensa, dispara todas las especulaciones sobre su verdadero carácter.

El club debe su nombre al hotel (Bilderberg) donde se reunió por primera vez en 1954, en Holanda, bajo los auspicios de un judío de origen polaco, Joseph Retinger. El objetivo de la reunión era luchar contra el crecimiento del sentimiento antiestadounidense en el continente europeo.

Augures o planificadores

La periodista británica Caroline Moorehead definía el grupo en 1977 como «un club exclusivo, quizá sin poder, pero, sin duda, con influencia». Llegó, eso sí, a afirmar que «se reúnen secretamente para planificar acontecimientos que más tarde simplemente aparecen como que han sucedido». Entre estos últimos, expertos incluyen la invasión de Irak en 2003, la creación del euro y el modelo de la llamada «transición española».

Se dice que líderes políticos como Blair, Clinton, Prodi, Clinton o el mismo Obama asistieron a las reuniones del club meses antes de ser elegidos.

Sitges será escenario, en un camping cercano al hotel de la cumbre, de una jornada festiva que conjugará la reflexión y el debate y denunciará el cónclave de Bilderberg.