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dimite el primer ministro japonés

El fiasco por la base de EEUU provoca la caída de Hatoyama

El primer ministro japonés, Yukio Hatoyama, dimitió ayer tras reconocer que ha perdido «la confianza de la gente» por incumplir su promesa electoral al decidir mantener la polémica base militar de EEUU en la isla de Okinawa.

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Yukio Hatoyama no ha soportado la presión y, ante sus bajos índices de popularidad y el incumplimiento de su promesa de sacar de Okinawa la base militar estadounidense, anunció ayer su renuncia, sumándose así a sus tres predecesores en el cargo, que lo abandonaron también antes de cumplir un año de mandato. Su salida, junto con la del secretario general del Partido Demócrata de Japón (PDJ), Ichiro Ozawa, busca reforzar las opciones de esta formación de ganar en las elecciones a la Cámara Alta, previstas para el 11 de julio.

«La población ha rechazado gradualmente escucharme. Es una vergüenza y yo soy el único responsable», reconoció un afectado Hatoyama, en una reunión de emergencia de la ejecutiva de su partido, que el año pasado consiguió una histórica victoria electoral al romper con casi medio siglo de Gobierno del Partido Liberal Demócrata (PLD).

Hatoyama apuntó a dos razones que le han hecho perder el apoyo de los japoneses: el fiasco relacionado con la reubicación de la base estadounidense de Futenma, que el viernes costó la salida del Partido Social Demócrata (SPD) del Gobierno, y los escándalos de corrupción que les han salpicado a él y a Ozawa.

Para el PDJ, el desplome del respaldo a Hatoyama (del 70% de setiembre al actual 17%) reflejaba el riesgo de una peligrosa derrota en las elecciones al Senado, donde no tiene mayoría.

Finalmente, ha optado por dimitir para «proteger los intereses de Japón», pero en su caída el primer ministro se ha llevado consigo a Ozawa, contemplado por muchos como el hombre que realmente movía los hilos del partido, apuntó Efe.

Ambos se han visto implicados en los últimos meses en escándalos financieros; en el caso de Hatoyama, relacionados con donaciones políticas irregulares, y en el de Ozawa, con fondos no declarados a una constructora.

En su discurso de renuncia, el ya ex primer ministro pidió públicamente a Ozawa que siguiera su ejemplo y dejara su puesto «para crear un PDJ nuevo y más limpio», algo que el secretario general aceptó.

También dimitirá el resto de la Ejecutiva para dar paso mañana a la elección de un nuevo presidente del partido, que será quien sustituya a Hatoyama como jefe de Gobierno. El candidato del PDJ se someterá previsiblemente el lunes a la votación de la Dieta (Parlamento), donde tiene su aprobación garantizada gracias a la mayoría absoluta del partido en la Cámara Baja.

El viceprimer ministro y titular de Hacienda, Naoto Kan, confirmó ayer su aspiración al cargo y parece ser el mejor situado. Se barajan, además, los nombres de los ministros de Relaciones Exteriores, Katsuya Okada, y de Transportes, Seiji Maehara.

La renuncia de Hatoyama ha dejado a Japón a la deriva, sin proyecto económico ni garantía de financiación para sus generosas promesas sociales, lo que supondrá un gran perjuicio para miles de negocios.

Situación difícil

Impulsado por el dinamismo de China y las medidas prorrogadas por el último Gobierno de derecha, el archipiélago logró salir de la recesión sufrida entre 2008 y 2009, aunque su situación seguía siendo débil.

Expertos consultados por AFP creen que el Ejecutivo de Yukio Hatoyama, inexperto y sin visión, no hizo nada por acentuar la recuperación, y más allá de la torpeza y el descontrol demostrados, empresarios y trabajadores coinciden en que el primer ministro no había trazado un plan financiero creíble y económicamente claro.

Su sucesor heredará también una situación política difícil, pero la salida de la vieja guardia del PDJ podría traer de vuelta a algunos de los votantes que se habían alejado del partido hartos de escándalos y promesas incumplidas, y podría ser una oportunidad para acelerar el cambio generacional».

Una las de patatas calientes que recibirá el futuro primer ministro será la necesidad de reequilibrar las deterioradas relaciones entre EEUU y Japón, y deberá afrontar la presión de Washington implementar el acuerdo en torno a la presencia militar estadounidense y también a la ira de los okinawenses.

El PDJ criticaba al PLD por no lograr formar un Ejecutivo estable y llegó al poder con la promesa de Hatoyama de promover un cambio en la forma de gobernar, más duradera; sin embargo, tampoco ha cumplido esta promesa.

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