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Amaia Muñoa Secretaria general adjunta de ELA

«Zapatero hace lo que le pedimos»

La causa de lo que sufrimos estriba en el injusto reparto de la riqueza, y la solución debe pasar por conseguir que ese reparto sea más justo, vía fiscalidad y negociación colectiva. Pues bien... ¿qué partido político con opción de gobernar plantea el debate en esos términos? Ninguno

Lo dice el presidente de la CEOE. Y es verdad. Le parece muy bien que se reduzca el gasto social y que los impuestos no se toquen. Dice que no hay margen para subirlos (con una política fiscal que deja de recaudar más de 90.000 millones en el Estado y 5.300 en Hego Euskal Herria, al ser la presión fiscal nueve puntos más baja que la media de la UE). Y esa patronal no se conforma. Pide abrir al negocio privado espacios hasta ahora públicos, la reforma laboral, que tiene que ser «global y profunda»... También Confebask y la CEN dicen que los gobiernos de Gasteiz e Iruñea hacen lo que ellos piden. La política va a instrumentalizar la crisis también para que, entre otras cosas, sea el Estado y sólo el Estado el que decida, lo cual afectará a los contenidos del ya de por sí limitado autogobierno.

Zapatero, con su Decreto, ha mandado un mensaje a la patronal: ¡Haced lo mismo que yo, atacad las condiciones de trabajo, los salarios! Y la patronal, experta en utilizar el miedo, chantajea. Para el sindicato, una primera conclusión: hay que defender los convenios. No hemos sido culpables y no lo queremos pagar. Hay que resistir los ataques que recibe y recibirá la Negociación Colectiva.

Izquierda, derecha, centro... No. Derecha y sólo derecha. Con una hegemonía que pone los pelos de punta. Zapatero ha optado sin matices y ha decidido poner la política al servicio de los poderosos y menospreciar a los débiles.

¿Y el debate político? ¿Hay debate político sobre posibles alternativas? No. Entre quienes tienen opción de gobernar sólo hay disputa electoral, cálculo electoral. La derecha extrema de Rajoy está muy satisfecha viendo cómo un «socialdemócrata» se quema a lo bonzo aplicando políticas de la derecha de siempre. En el ejercicio del poder sólo vemos políticas de derechas, una especie de partido único. En el fondo, hay una especie de conspiración, por medio de la cual se establece qué hay que hacer y qué cosas, en ningún caso, pueden ser discutidas. El reto del sindicalismo, en esta coyuntura, es doble: no dar ninguna cobertura a eso y tratar de romper esa agenda, demostrando a nuestra gente que hay alternativas y que hay que movilizarse para que sean aplicadas.

También aquí en Euskal Herria quienes tienen opción de gobierno están de acuerdo en qué políticas hay que seguir haciendo. Por ejemplo, en no tocar la fiscalidad, en no perseguir el fraude fiscal, en ajustar a la baja derechos sociales, seguir destruyendo empleo, mantener aquellas inversiones que tienen que ver con el cemento, con los intereses empresariales... Para ellos es más importante un puerto exterior innecesario en Pasaia, costosísimo y agresivo con la naturaleza, que dedicar esos recursos a la solidaridad con aquella gente humilde que lo necesita. La fiscalidad es el tema y lo quieren convertir en una cuestión banal, intrascendente. ¿Por qué no dan marcha atrás a las reformas insensatas de los últimos años? Es muy sencillo, porque el poder político defiende los intereses de quienes no quieren pagar impuestos. El lehendakari anuncia un plan de ajuste con el que dice que «ahorrará» 150 millones de euros (destruyendo empleo). Una cifra ridícula comparada con la que se podría recaudar aplicando la presión fiscal media de la Unión Europea.

Es un escándalo que este tema no sea objeto de debate. Las medidas de Zapatero, López y Sanz sólo se pueden llevar adelante con grandes dosis de manipulación. Hace 28 años, un medio de comunicación preguntaba en la calle a unas personas qué opinión tenían del Concierto Económico. Uno de los entrevistados contestaba que él «no entendía de música». Hoy la cultura política respecto a un tema tan trascedente como ése ha empeorado. Son muchos más los que «no entienden de música». Nuestros neoliberales han querido que así sea para que puedan tomar decisiones a escondidas. Ahora, vuelven a tratar de engañar a la gente: «Nuestro ricos se irán si les pedimos que paguen impuestos». Va a resultar que no hay ricos en Alemania, Suecia, Francia... o que si los hay, no pagan impuestos. No hay derecho.

También ocultan que el Gobierno español ha puesto a disposición de la banca 230.000 millones de euros, de los que ya se han utilizado 61.000 en 2009. Ocultan que el déficit presupuestario nada tiene que ver con el gasto social (es el segundo más bajo de Europa). Y cuando las cosas vienen mal dadas quieren que nos enfrentemos entre nosotros: emigrantes, empleados públicos...

Zapatero, López, Sanz y los diputados generales que deciden la política fiscal cuentan con un manto de protección mediática para llevar adelante estas políticas. Y, lo que es peor, cuentan con una oposición mayoritaria que no plantea ningún problema más allá del juego electoral. Coinciden en que no puede haber debate, en que la crítica social debe ser expulsada de los medios y también quienes la planteamos. ¿Qué queda en una democracia sin debate?

Decía Idoia Mendia en una entrevista reciente: «Hay muchos ajustes que hacer antes de tocar la fiscalidad». Y el diputado general de Gipuzkoa para justificar que la política fiscal no se revisa: «Aquí pagamos más impuestos que en el Estado». Están de acuerdo. Prefieren recortar en el paupérrimo nivel de gasto social a rascar el bolsillo al capital. Y se va a notar, entre otras cosas, en que va a haber más desempleo.

Contra lo que dice la derecha, sus expertos y sus medios de comunicación, esta crisis demuestra que los ciudadanos de los países que peor lo están pasando son los que menos sector público y menos presión fiscal tienen (Estado español, Grecia, Irlanda...). Porque la causa de lo que sufrimos estriba en el injusto reparto de la riqueza, y la solución debe pasar por conseguir que ese reparto sea más justo, vía fiscalidad y negociación colectiva. Pues bien... ¿qué partido político con opción de gobernar plantea el debate en esos términos? Ninguno. Mientras, Zapatero, López, Sanz, Bilbao, Olano y Agirre siguen haciendo caso a lo que pide la patronal.

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