El Ayuntamiento de Irun ha decidido habilitar la plaza de San Juan, en obras desde hace meses por la construcción de un aparcamiento, para que los actos del Alarde de San Marcial puedan celebrarse allí a finales de este mes. Para ello el municipio tendrá que pagar 98.000 euros más IVA para poder utilizar la plaza un solo día. Un gasto que ha creado controversia entre los irundarras.

Para que los dos alardes de Irun puedan recorrer el día 30 de junio el emblemático emplazamiento situado delante del Ayuntamiento, como habitualmente se ha hecho, se tendrán que liberar unos 2.600 metros cuadrados, que habrá que nivelar y asfaltar, y volver a quitar después de las fiestas. El coste de esta obra asciende a más de 115.000 euros y retrasarán el fin de la obra al menos diez días, sin tener en cuenta el retraso que normalmente suelen tener este tipo de grandes obras.

El alcalde de Irun, José Antonio Santano (PSE), justifica su decisión de habilitar la plaza diciendo que de otro modo habría que cambiar el recorrido y los horarios fijados por el Departamento de Interior de Lakua, de forma que podrían crearse incidencias al cruzarse los dos alardes, cosa que hasta ahora se ha evitado.

El Partido Popular y el PNV han apoyado la propuesta del Ayuntamiento, mientras que la coalición Ezker Batua-Aralar y la izquierda abertzale se han mostrado en contra de ese gran desembolso económico en una época en la que se insiste en contener el gasto público, proponiendo una negociación entre el Ayuntamiento y representantes de los dos alardes.

Los representantes del Alarde Mixto, por su parte, han dicho que nadie les ha consultado a cerca de la decisión tomada, y que estarían dispuestos a cambiar los horarios y los recorridos con tal de no gastar los 115.000 euros que supondrá la habilitación durante un día de la plaza de San Juan.

En respuesta, los del Alarde Tradicional, donde las mujeres solo participan como cantineras, les han tachado de hipócritas por que durante siete años no han renunciado a las ayudas públicas que les dan organizaciones como Emakunde, entre otras, a las que ellos no pueden optar por ser un alarde discriminatorio hacia la mujer.