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Destacan el fortalecimiento de las guerrillas colombianas

Las 21 acciones armadas que se registraron durante la jornada electoral del pasado domingo vuelven a poner sobre la mesa de discusión el crucial tema del conflicto armado que desangra a Colombia desde hace seis décadas. Los analistas locales alertan de que, lejos de desaparecer, las guerrillas del país han tomado aire.

Jorge Enrique BOTERO «La Jornada» |

La Misión de Observación Electoral, organismo multidisciplinario integrado por expertos nacionales e internacionales, dijo que durante la jornada electoral del domingo en Colombia sucedieron enfrentamientos entre guerrilleros y miembros de la fuerza pública, así como hostigamientos, retención de jurados y equipos periodísticos por parte de grupos armados, en diversas regiones de la geografía colombiana.

La misión precisó que los choques, con un saldo de dos soldados muertos y un insurgente abatido, así como decenas de heridos, tuvieron lugar en los departamentos de Valle y Tolima, al centro-occidente del país; Caquetá, Meta y Guaviare, al oriente; Nariño y Putumayo, al sur, muy cerca de la frontera con Ecuador; y Bolívar y Guajira, en el norte, hacia la costa del Caribe y la frontera con Venezuela. Es decir, en todos los puntos cardinales de la geografía nacional.

Estos episodios ocurren apenas cinco días después del ataque de las FARC a una patrulla militar que dejó nueve infantes de marina muertos en campos de batalla del departamento de Caquetá, la región en la que más recursos económicos y bélicos ha invertido el Gobierno en los últimos ocho años.

«Pasaron las encuestas, pasaron las elecciones, pasó la euforia de unos y el llanto de otros, y la guerra sigue ahí», dijo «a La Jornada» el jurista Miguel González, defensor de derechos humanos, que hace un sistemático seguimiento a la guerra.

Comentó que no deja de ser curioso que el general Freddy Padilla, comandante de la Armada, quien anunció en marzo de 2008 el fin del fin de las FARC, «haya presentado su renuncia la semana pasada en medio de intensos combates con la insurgencia. Todos los generales le aseguran al país que acabarán con la guerrilla y todos pasan al retiro a escuchar las noticias diarias de esta guerra sin fin», ironizó González.

Sorprendente despliegue

Por su parte, la senadora Piedad Córdoba, protagonista en las liberaciones de civiles y soldados realizadas unilateralmente por las FARC, comentó que le había llamado la atención que la guerrilla hubiera entregado a sus cautivos en el mismísimo epicentro de las operaciones contrainsurgentes conocidas como Plan Patriota.

Córdoba dijo que durante las últimas liberaciones pudo ver a «unas fuerzas guerrilleras con claro dominio del territorio y notorio apoyo de las comunidades locales. Los miembros de la comitiva que viajamos a recibir a los rehenes no vimos a los guerrilleros harapientos, desnutridos y mal armados que nos vende la versión gubernamental sobre la guerra. Todo lo contrario», reveló.

Los analistas recordaron que durante las citadas liberaciones, las FARC hicieron un gran alarde tecnológico al enviar a TeleSur imágenes de los acontecimientos en tiempo real, desmintiendo las versiones oficiales de que una de sus principales debilidades es su total incomunicación.

Tras los duros golpes recibidos por la guerrilla en marzo de 2008, cuando fallecieron tres miembros de su cúpula, entre ellos -de muerte natural- su máximo líder, Manuel Marulanda, la mayoría de expertos vaticinó un vertiginoso derrumbe de esta organización guerrillera.

Sin embargo, como lo atestigua un informe de la acreditada Fundación Arcoiris, divulgado en abril, «las FARC y el ELN no sólo no fueron destruidas, sino tomaron aire y han recobrado la iniciativa en el terreno militar, demostrando una gran capacidad de recuperación».

Argumentando la urgencia de que los colombianos votaran por candidatos favorables a una salida militar del conflicto, el ex ministro de Defensa Juan Carlos Esguerra resumió en una frase el panorama actual del orden público en Colombia: «Las FARC están más vivas que nunca», dijo el día de los comicios.

Las FARC, por su parte, se pronunciaron en vísperas de las elecciones del pasado domingo ratificando su decisión de buscar caminos de diálogo para terminar la guerra, al tiempo que advertían sobre su capacidad de mantenerse en armas y realizar acciones en todo el territorio nacional en caso de que el próximo gobierno insista en el empeño de exterminarlas.

Los comentaristas políticos coinciden en que, con la contundente victoria del domingo, que lo deja a las puertas de la presidencia, Juan Manuel Santos se inclinará por profundizar la ofensiva contra las guerrillas, más aún cuando en el comienzo de su eventual mandato entrarán plenamente en vigor los acuerdos militares entre Colombia y Estados Unidos, que incluyen el uso de siete bases militares colombianas por fuerzas estadounidenses.

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