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Liga ACB Tercera final consecutiva en azulgrana

El Baskonia suelta amarras

Zurbano, un otra vez enorme Splitter y el acierto de Eliyahu permiten al Caja Laboral destrozar la bipolaridad y colarse en la final.

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C. LABORAL BASKONIA 64

REAL MADRID 56

Jon ORMAZABAL

El Baskonia lo ha vuelto a hacer. En una de sus temporadas más complicadas, el equipo azulgrana ha vuelto a tirar de la fórmula que le permite resarcirse de todas las miserias y confirmó que la ACB sí es bipolar, pero azulgrana, colores que comparte con el Barcelona, con el que jugará la tercera final consecutiva a partir del jueves.

En otro partido reñidísimo, el factor Zurbano -ganado curiosamente en la liga regular en Vistalegre-, el excelso trabajo de un Tiago Splitter, cuyo vacío cuando marche va a ser el más difícil de solventar, y la mejor administración de los momentos calientes -con seis puntos consecutivos de Lior Eliyahu en los últimos cuatro minutos-, decantaron un quinto encuentro que el Baskonia supo jugar con la paciencia y la determinación necesarias, algo que no ha tenido un Real Madrid que ha firmado otro sonoro fiasco tras una gran inversión económica.

Terapia de grupo

La de ayer en Zurbano fue una especie de terapia de grupo previa a una final que se antoja dificilísima -es misión imposible para muchos-, pero a la que ya se mira con otros ojos tras superar el hito de ayer.

Y es que los bocinazos y las bufandas al viento del parking de Zurbano a eso de las 14.30 de ayer demuestran que el baskonismo ha recuperado la fe y, sobre todo, el orgullo de pertenecer a un equipo especial. Este triunfo, en un quinto partido y de la manera agónica en la que se produjo, supuso una liberación, porque eran ya demasiados los fiascos en quintos partidos y en finales apretados de infausto recuerdo.

Esas amarras que se soltaron con la espectacular canasta de Marcelinho Huertas que certificaba el 64-56 eran las mismas que creaban bastante pereza a la hora de acercarse a Zurbano justo dos horas antes.

A pesar de que cierto pesimismo era latente en el ambiente antes del comienzo del choque, tanto el pabellón como el equipo supieron enchufarse desde el salto inicial. Cinco puntos consecutivos de Oleson, los únicos en todo el partido, permitieron dar el primer arreón a un Baskonia que había dado con la tecla para parar a Tomic, que encima sumó pronto su segunda falta personal. Así, de la mano de Splitter y Teletovic, los de Ivanovic consiguieron acabar el primer cuarto con seis tantos de ventaja, que pudieron ser bastantes más de no haber sido por la irrupción de Llull.

Las rotaciones hicieron que el frenético ritmo inicial se esfumara en el segundo cuarto y el ritmo más pausado benefició a un Real Madrid que consiguió mantenerse en el marcador gracias a los rebotes de ataque.

Herrmann contra la crisis

Tras el descanso, llegó el momento de un Felipe Reyes mucho más pausado que nunca y que con un 2+1 puso la primera igualada en el marcador en el minuto 23. Dusko Ivanovic encontró en un Walter Herrmann inédito hasta entonces el antídoto a la crisis. Dos canastas del argentino, una de ellas muy espectacular a una mano, permitieron al Baskonia recuperar la iniciativa en el marcador, algo de lo que se encargó Splitter.

Sin embargo, el sufrimiento no haría sino aumentar en el último cuarto, cuando Velickovic puso al Madrid por delante. Pero Splitter no estaba por la labor de despedirse del baskonismo por la puerta de atrás y, con la colaboración de Eliyahu, consiguió un triunfo que liberó al Baskonia para el «más difícil todavía».

«Si hay alguien puede con el Barça somos nosotros»

La liberación que todo el baskonismo sintió ayer al mediodía se reflejó nítidamente en las declaraciones de un Dusko Ivanovic que llegó a comentar que «si hay algún equipo que es capaz de ganar al Barcelona, ese es el Baskonia». Una declaración que, ya sea para la galería o producto de la adrenalina soltada, refleja la confianza que ha ganado el entorno.

«Nadie creía que podíamos ser segundos, que íbamos a estar en la final, y lo hemos conseguido», enfatizó el técnico montenegrino.

El preparador baskonista, que comenzó su alocución felicitando a sus jugadores y al público, señaló que «la buena defensa, la paciencia y la confianza» fueron las tres patas en las que se cimentó el triunfo baskonista. Además de todo ello, incidió en la mentalidad de sus jugadores como el cuarto elemento decisivo por la confianza de la plantilla porque «creía que podíamos ganar y por eso estamos en la final».

El montenegrino alabó el «gran trabajo» defensivo -buen tapón a Reyes- y ofensivo de Lior Eliyahu, además de la aportación «decisiva» de Walter Herrmann en los pocos minutos que dispuso en pista, «demostrando que no importan los minutos que juegues, sino la intensidad que aportes».

Ettore Messina, por su parte, lamentó los errores de su equipo en «pequeños detalles como los rebotes, pérdidas de balón o tiros fallados» que le costaron la eliminatoria y terminar otro año en blanco pese a la gran inversión realizada. J.O.

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