CRíTICA teatro
Algunas notas tomadas entre los telones del ACT
Carlos GIL
La jornada final del Festival Internacional de Nuevos Creadores Escénicos ACT nos dejó algunas puertas abiertas sobre maneras de funcionar que ayuden a los estudiantes a asumir sus posibilidades profesionales. La experiencia de la universidad australiana Waapa, con sus licenciadas presentando espectáculos de danza, o de teatro, como es el divertido juego escénico “Cooking Notes: Marmitako”, que acaba con degustación de lo preparado en vivo al son de las recetas de Rodrigo García. O el formato totalmente profesional de los británicos de Transtions Dance Company, que ofreció tres piezas en las que partiendo de estéticas y estilos diferente sirven a los jóvenes bailarines para desarrollar todas sus capacidades creativas y hacerlo de manera excelente en muchos momentos, con buen gusto, energía muy positiva, calidad y elaborando coreografías muy bien estructuradas, y acercándose a asuntos trasversales de interés universal.
La noche final se pudo disfrutar de dos trabajos muy disímiles. “Ramona hartu(e)mona”, presentado por BATS (Bilbao-Amsterdam Theater Studies) que es fruto de un programa de intercambio entre la BAI y la Escuela de Teatro Musical Thopss de Amsterdam que, con dirección de Eneritz Artetxe, plantean una suerte de amanecer tas una noche de juerga y que utilizando rasgos de culebrón o de comedia de situación van demostrando sus capacidades para el musical y el humor. Entretenido entretenimiento.
En un registro absolutamente contrario, “Muérete mucho”, de Alba Barral & Horne Horneman, un trabajo muy profundo, emotivo, bello, bailado e interpretado con mucha garra, con una puesta en escena que aprovecha todos los resortes de esta pareja que logra emocionar por la calidad y fuerza de su interpretación.
La séptima edición de ACT tiene una especie de resaca la semana próxima en Basauri. Su núcleo central ha dejado pistas de lo que algunos jóvenes licenciados en diversas escuelas pretenden hacer. Son parte del futuro, pero algunos con un presente muy claro, como los coreanos de Jon Bo Kyung que ganaron el premio mayor y que cerraron las actuaciones repitiendo su “On the Road, y la disfrutamos para descubrir nuevos valores en esta pieza de excelente factura que nos hace disfrutar y gozar con el descaro y compenetración de todos los elementos, y nos ayuda a quedarnos con la esperanza renovada en los nuevos tiempos.