La UE, incapaz de transmitir serenidad
La agenda de la eurozona y de los ministros de Finanzas de la Unión Europea llega cargada esta semana, con reuniones hoy y mañana para tratar de ir concretando detalles en torno al mecanismo de ayuda de emergencia aprobado el pasado mes y al fondo de rescate para la eurozona, que forma parte del mismo paquete pero que aún no saben -o no dicen- cómo funcionará exactamente. Lo que sí saben es que deben estudiar con especial atención la evolución de la situación en el Estado español y en Portugal, y a ello dedicarán buena parte de la reunión los ministros de Finanzas de la Unión, que necesitan transmitir confianza y serenidad como sea. Desde el punto de vista comunicativo, poco ayudará en ese objetivo el hecho de que a los ministros de Empleo les toque discutir esta semana sobre los objetivos de reducción de la pobreza en el ámbito comunitario. Tras meses de controversias y discusiones sin ningún resultado, hoy parece evidente que los jefes de Estado y de Gobierno de la UE no tendrán otra opción que rebajar oficialmente sus objetivos sobre reducción de pobreza en el Consejo Europeo del 17 de junio, que se anuncia realmente complicado para los Veintisiete.
Aún menos ayudará a los gobiernos de la Unión el que comiencen a proliferar catastróficos augurios para el futuro de la zona euro. Precisamente ayer, una docena de economistas de la City citados por la prensa británica estimaban que las probabilidades de que la eurozona sobreviva en su composición actual son nulas. ¿Cuánto se concretarán esos malos presagios? Podría suceder de dos maneras: por quiebra de uno o más países que provoque, finalmente, su salida (al menos) del euro; o porque el motor alemán, o el eje franco-alemán, ya no den más de sí o no quieran seguir tirando del actual modelo de integración y fuercen, desde dentro, otra Unión Europea y, desde luego, otra zona euro con distinta configuración, modo de gestión y gobierno. El cambio, en cierto modo, ya está sucediendo. Hay nuevas normas y condiciones, y habrá un nuevo tipo de gobierno económico, financiero y fiscal, aunque aún no conocemos su configuración final.