IRUJO 22

PATXI RUIZ 6

«Esto es mano a mano, y aquí no hay secretos», decía Irujo entre resoplidos tras el partido. Por encima de cualquier descenso en el interés mediático que algunos han propugnado, y superando la bajada en el número de entradas vendidas, el Manomanista es la modalidad por excelencia. Donde afloran inexpugnables todas las miserias y glorias de cada pelotari. Lugar en el que no existen fieles escuderos que lancen un guante cuando las cosas se ponen feas, y donde tampoco hay límites físicos que frenen el ímpetu de los pelotaris más fogosos.

Y en ese terreno, en el que las caretas no valen, Irujo volvió a sellar un nuevo pase a otra final tras vencer por un abultado 22-6 a Patxi Ruiz. El resultado, en sí mismo, no ofrece ningún tipo de posibilidad al error en el análisis, ya que el de Ibero volvió a ser el animal que, alejado de cualquier indicio racional, se mueve por instintos. Golpeó con una chispa bestial, defendió sin precipitarse y, por si eso fuera poco, añadió a su repertorio unos saques perfectamente ejecutados que le dejaban a placer la posibilidad de sumar tantos con el manido saque-remate.

Ruiz lo intentó. Trató de cruzar las pelotas para incomodar al delantero de Ibero, pero no encontró fisuras en el muro que tenía frente a él. Las distancias aumentaban paulatinamente, sin que el de Lizarra pudiera hacer nada. De hecho, y para más inri, los tantos de Ruiz venían tras errores cometidos por un Irujo que no parecía estar dispuesto a perdonar ninguna.

Con todo, Xala e Irujo reeditarán la final que disputaron allá por el 2004, y que cayó del lado del de Ibero por 12-22. No obstante, esta nueva final, con dos pelotaris en su plenitud, y que han demostrado gran superioridad este año, no permite hablar con total claridad de favoritos. La respuesta a todas las cuestiones se ofrecerá en unas dos semanas.