fútbol sala • Final de la División de Honor
Al MRA le traicionan los nervios
El conjunto navarro jugó con demasiada ansiedad y no pudo lograr el título de Liga, que se lo lleva El Pozo Murcia.
MRA NAVARRA 1
EL POZO MURCIA 6
Jon LEUNDA
Se acabó el sueño del MRA y el título de Liga se fue a Murcia. Lo peor de la final fue la goleada encajada por los verdes, aunque el resultado es engañoso, ya que con el 1-3 en el marcador los locales arriesgaron jugando con portero-jugador y los visitantes no desaprovecharon sus ocasiones. Además, los navarros fallaron muchas oportunidades.
El Pozo Murcia salió en tromba en los primeros minutos de juego y fruto de ello generó oportunidades claras desde el inicio. A los tres minutos, Kike estrelló un disparo en el larguero, y sólo unos segundos después, el propio capitán, de tiro cruzado, colocó el 0-1 en el marcador.
El gol cambiaba, de manera ostensible, el guión del encuentro del sábado. El equipo de Imanol Arregi se veía obligado a remar a contracorriente. El tanto en contra no hizo mella en el ánimo de los locales, que se metieron de lleno en el choque cuando Uge, a los ocho minutos, se marchó de Mauricio, con un autopase y puso el balón en la escuadra contraria.
A partir del 1-1, el MRA Navarra vivió sus mejores momentos en la contienda, y dispuso de opciones claras para anotar. Sin embargo, su falta de acierto no le permitió adelantarse en el electrónico. Pero, cuando la escuadra de Duda atravesaba por las dificultades más importantes, Kike volvió a aparecer dentro del área y aprovechó así un error de Eseberri para restablecer la mínima renta visitante.
El 1-2 no dio aire a los murcianos, que vivieron los últimos tres minutos con la angustia de tener las cinco faltas acumuladas. Esta circunstancia favoreció las llegadas peligrosas del MRA que, sin embargo, volvió a estar poco certero de cara al marco contrario, sobre todo en un par de opciones a cargo de Jesús.
En la reanudación, el equipo navarro se mostró excesivamente impreciso y precipitado en sus acciones, quizás debido a la ansiedad que le producía verse por debajo en el marcador y lastrado mentalmente por las oportunidades perdidas en el tramo final del primer acto. Los visitantes anotaron el tercer gol e Imanol Arregi arriesgó colocando a Araça de portero-jugador, pero el resultado no fue el que quería.
Los de Irurtzun se lanzaron al ataque, dejando desguarnecida la zaga y los rojillos no desaprovecharon sus ocasiones para sentenciar el encuentro y lograr el título. Pese a quedarse sin la Liga, el público, que abarrotaba el Pabellón Universitario, despidió a los locales con gran ovación, agradeciendo su trabajo.
