H ay tipos que se nublan en cuanto oyen hablar de Euskal Herria y, cuando se ponen a escribir, son capaces de firmar la melonada más insigne. Carlos Herrera, que tiene su punto de gracia en la radio, escribía ayer en «Abc» sobre un ciudadano español, de iniciales JVC, al que le tocó ir a prisión por unas copitas de más cuando conducía y esperaba un indulto por una sentencia anterior. Y no tuvo mejor idea que comparar el caso del español alegrillo con el de Rafa Díez Usabiaga, detenido y encarcelado sin juicio y puesto en libertad provisional para cuidar de su madre.

Pues a Herrera casi le da un soponcio: «El batasuno ha tenido mejor suerte: estando su madre como una rosa, un juez apellidado Garzón le ha dado la libertad para que acompañe a su progenitora en el duro trance de ser dependiente». Que la madre de Rafa Díez está como una rosa se lo saca el tío de la manga. Y profundiza en la melonada: «De lo fuerte que está, si la madre del proetarra te arrea con el bolso te arranca la cabeza, pero eso no importa ante la necesidad política de tener en la calle a un delincuente como el sindicalista de LAB por si le hace falta al Gobierno». ¿De dónde saca Herrera que el ex secretario general de LAB es un delincuente? ¿Quién le ha juzgado? Hasta el momento sólo sabemos que es un líder referencial de la mayoría sindical vasca. Seguro que es eso lo que le nubla la razón al columnista de la fachenda fachendosa.

Y para colmo de males, viene Herrera a decirnos que la Audiencia Nacional es una suerte de jauja para los vascos independentistas. No se lo pierdan: «Son las diferentes varas de medir: desde su celda, JVM asiste perplejo al comparativo sangrante. Él, por dos cervezas, entre rejas; Usabiaga, por colaborar con ETA, banda asesina que se ha llevado por delante la vida de casi mil personas, de paseo por su pueblo sin preocuparse siquiera de ir a visitar a la excusa por la que le han concedido la libertad para estar pendiente del teléfono rojo. ¿Se les ocurre algún comentario?».

Pues a mí sí se me ocurre más de un comentario. No sé que haría el alegrillo JVC ni le deseo cárcel, pero si Carlos Herrera se diera una vuelta por aquí comprobaría lo que pensamos las vascas (y los vascos, claro).