La iniciativa popular Adierazi EH! hizo ayer pública la convocatoria de una manifestación que se desarrollará el próximo 11 de setiembre en Bilbo con el objetivo declarado de abrir la puerta de entrada a un nuevo escenario en Euskal Herria. Decenas de personas representativas de un amplio abanico de ámbitos socio-políticos llamaron a involucrarse en una dinámica de movilización popular que desembocará en el citado acto, en el que se reclamará la «democracia plena», entendida en toda su profundidad y fundamentada en el respeto absoluto a los derechos humanos, civiles y políticos: «El derecho a la vida, a la integridad física y moral, a no ser sometidos a tortura o penas crueles, inhumanas o degradantes, a no padecer incomunicación». Un planteamiento que no deja lugar a la duda.

La convocatoria parte del convencimiento de que este país se encuentra ante una decisiva oportunidad para el cambio. A las iniciativas desarrolladas en los últimos meses en Euskal Herria se han sumado los esfuerzos internacionales por abrir esa puerta a una «solución plenamente democrática», haciendo posible, acaso más que nunca, un escenario en el que se pueda «llegar de inmediato a una situación de superación de todo tipo de violencia, una situación de democracia plena en la que, sin acciones ni situaciones de excepción, se respeten todos los derechos de todas las personas».

No se puede obviar que esta energía liberada en favor de un nuevo marco, quizá precisamente porque se desarrolla de forma exponencial, encuentra creciente y virulenta oposición entre quienes se oponen frontalmente a cualquier iniciativa encaminada a una solución democrática y respetuosa con los derechos de Euskal Herria. Por eso, la activación de mecanismos de encuentro y la progresiva generación de acuerdos entre las fuerzas abertzales se configuran como instrumento para superar los obstáculos que separan a este país de un futuro en clave democrática. Un camino abierto, pero en el que hay que seguir avanzando.