Señaló que «nos separan 90 minutos de lograr lo que hemos peleado todo el año y sería absurdo tomarlo de forma diferente»
«Las carretas, detrás de los bueyes»
Lasarte está seguro de que la euforia que rodea a su equipo le perjudica y recuerda que antes de celebrar la fiesta hay que ascender.
Joseba ITURRIA
El entrenador de la Real Sociedad, Martín Lasarte, se esforzó ayer por mantenerse al margen de la euforia que rodea a su equipo y recordó que la fiesta debe llegar tras el ascenso y que para ello sus jugadores deben tomar el partido de mañana con el Celta como cualquier otro.
Así declaraba que «ha habido alguna pregunta que me han hecho sobre cómo celebraré el ascenso y comenté que quería estar únicamente para el partido y, si después ocurren las cosas, lo celebraremos. No me gusta que se pongan las carretas delante de los bueyes. Lo primero es tratar de obtener un resultado que sea bueno. Entiendo al entorno, pero son 90 minutos los que nos separan de lo mejor que nos puede pasar, de aquello para lo que hemos peleado todo el año. Sería absurdo tomarlo de manera diferente. Debemos tomarlo con la seriedad normal y disfrutar, que el fútbol no tiene sólo una cara amarga. Hay que tomar buenas decisiones, aprovechar el buen momento en el que estamos. Terminamos bien y eso va a favor nuestro».
Cuando se le preguntaba si temía que la euforia que rodea al equipo lo perjudique, respondía que «estoy seguro, pero hemos intentado toda la semana hacer hincapié en este aspecto, hablar sólo de lo puramente deportivo». Comentaba que en el inicio de la semana vio a sus jugadores con la mente «dispersa, pero han ido mejorando y los dos últimos días, sobre todo el jueves, hicieron un buen trabajo».
Lasarte se mostraba serio, como lo hizo tras ganar en Cádiz, ajeno a la euforia que rodea a un equipo al que concentrará hoy de forma excepcional cuando en los encuentros de Anoeta lo normal ha sido convocarlos el día del partido. Todas sus energías se han centrado en hacer recordar a los jugadores que mañana hay un partido clave.
Así en la rueda de prensa de ayer le recordaron cómo le cantaban sus jugadores en el avión de vuelta de Cádiz «Lasarte saca el machete»: «Se metieron en un terreno complicado», bromeaba y, cuando le preguntaban si había necesitado levantar la voz y hacer honor a esa frase para impedir el relajamiento, respondía que «quedará para cuando escriba el libro...».
Insistía en que «llegar al final con la posibilidad de conseguir un objetivo tan deseado es halagador, pero el partido hay que jugarlo. Hemos trabajado toda la semana para que fuera todo lo más normal posible. Ha sido difícil. Tanto en la sensación de negatividad del principio como ahora en la euforia debemos mantener la calma y el equilibrio para jugar un partido de fútbol, que nunca es sencillo».
Porque no espera un Celta que venga de vacaciones porque tiene asegurada la permanencia y porque nadie se va a molestar en primarle: «Nos enfrentamos a un equipo que va a la casa de alguien que intenta vivir una gran fiesta y el que viene se pregunta qué hace aquí y eso le va a dar mucha energía. No va a ser un partido fácil. Pero si estamos bien y el equipo responde como ha estado en las últimas jornadas, incluso cuando no hemos ganado, no tememos al duelo. Es un rival difícil, pero nosotros no somos un equipo fácil cuando estamos bien. El Celta es un conjunto que juega bien y se crecerá cuando se sienta protagonista de una cosa en la que el premio es para otros, pero todo depende más de nosotros».
El título, reconocimiento extra
Preguntado sobre si ahora se busca sólo ascender o el título, respondía que «el objetivo es ganar el partido como siempre, que no es fácil porque los demás también juegan. Nuestro gran objetivo es ascender, pero si uno lo puede hacer con brillo siendo primero sería un reconocimiento extra, sobre todo para el grupo, que se lo merece».
Destacaba que «para cualquiera, modificar su categoría es importante, pero para algunos clubes en particular. La Real estuvo 40 años seguidos en Primera con jugadores y éxitos increíbles, que apareció en Europa de manera muy interesante y cuando desciendes el ascenso se vuelve casi como una imposición. No lo consigues en el primer año, tampoco en el segundo y temes que eso se convierta en una inercia negativa. A Donostia como ciudad y a la Real como institución y como foco de atención de una provincia detrás de un equipo, la Segunda se le queda pequeña. Su categoría es la Primera, pero hay que resolverlo deportivamente».
A la espera de lo que se viva en Anoeta, el ambiente se concentrará en Zumarraga y Urretxu, donde esta semana se celebra un congreso de peñas que reserva para hoy y mañana sus principales actos. Ya ayer se celebró en Zumarraga la inauguración del congreso, con globo aerostático, txalaparta, un lunch de bienvenida y un concierto.
Hoy es el día fuerte. A las doce serán recibidos los peñistas en el ayuntamiento de Zumarraga para ir al de Urretxu, en una kalejira en la que los niños de la escuela de fútbol del Urola portaran una bandera gigante del centenario. A las tres empezará la comida en el frontón Ederrena de Urretxu, donde también se celebrará la cena oficial del congreso a las nueve. Además a la tarde hay actividades para los niños.
Mañana habrá karts a las nueve, película del centenario a las once, txistularis a las doce y paellada a las dos en el Ederrena antes de desplazarse todos los peñistas en autobús a Anoeta para poner el cierre ideal al congreso con el ascenso.
Joseba ITURRIA