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Elecciones al parlamento belga

«El confederalismo es un paso intermedio a la independencia»

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Gorka ELEJABARRIETA | BRUSELAS

Mañana son las elecciones. ¿Se atreve a hacer un pronóstico?

Cuatro encuestas de opinión consecutivas nos han dado entre un 25 y un 26% de los votos en Flandes. Pero la última de ellas es del domingo pasado, 6 de junio. Así que hay una diferencia de una semana. En esa semana se han producido varios ataques contra N-VA por parte del orden establecido belga, como por ejemplo por parte del vicegobernador del Banco Nacional, que fue el antiguo jefe de gabinete del primer ministro Guy Verhofstadt. Se trata de una persona que debe mantenerse al margen de la política, tal y como han señalado muchos economistas independientes y líderes de opinión.

Durante los últimos tres años el Gobierno federal de Bélgica ha estado en crisis constante. ¿Por qué?

Desde principios del siglo XX el Estado unitario belga se ve progresivamente más escindido. Esto es algo crucial para entender lo siguiente: Bélgica es el único país federal del mundo sin democracia federal. Con la partición de todos los partidos políticos tradicionales en una parte flamenca y otra francófona a finales de los años 60, Bélgica se ha convertido en dos democracias diferentes. En las últimas décadas ambas democracias se han separado cada vez más, tanto desde un punto de vista cultural y lingüístico como también socioeconómico y político. Esto tiene como consecuencia que cada vez sea más difícil llevar a cabo una política común a nivel nacional. Tras las elecciones, los políticos de las dos democracias se reúnen, con programas totalmente diferentes, y es entonces cuando se tiene que encontrar un compromiso, no sólo entre las dos comunidades, sino también entre los cuatro, incluso seis, diferentes partidos políticos. Gradualmente cada vez se produce una política que para los electores flamencos resulta diametralmente opuesta a lo que dichos partidos les habían prometido. Esto no puede seguir así. Tiene que cambiar.

En las elecciones de 2003, N-VA obtuvo un 3% de los votos. De acuerdo con las encuestas de opinión, mañana podría obtener hasta un 26% de los votos. ¿Cómo podría usted explicar una mejora tan grande?

Bueno, mañana veremos si los votantes en realidad nos dan la puntuación que se está proyectando en las encuestas en este momento. En cualquier caso, mantenemos los pies en el suelo.

Si N-VA gana las elecciones, ¿cree que un acuerdo para formar gobierno junto con los partidos valones será posible? ¿Cuáles son las líneas rojas que N-VA no está dispuesta a cruzar?

En este país, pagamos los impuestos más altos de la OCDE, pero al mismo tiempo estamos abrumados con una deuda pública superior al 100% del PIB y los ciudadanos se llevan a casa las prestaciones y pensiones más bajas en toda Europa Occidental. Ése es el costo de la ineficiencia de las estructuras belgas. Y esto tiene que cambiar con urgencia. Ésa es la razón por la que N-VA está llamando a un sistema confederal por el que el centro de gravedad de la política se des-place a las entidades de las dos comunidades, también denominada como la «revolución copernicana» por el ministro-presidente de Flandes, Kris Peeters. Estamos dispuestos a negociar, pero lo que nunca aceptaremos es cualquier ataque francófono a nuestra unidad territorial dentro de nuestras fronteras. Los partidos de habla francesa están exigiendo ahora la unión de pueblos flamencos a Bruselas y un corredor entre Bruselas y Valonia. Se trata de políticas de los años treinta del pasado siglo XX. Estamos defendiendo un Estado más eficiente y con mayor legitimidad democrática.

Cuando Volksunie se escindió en Spirit y N-VA, parecía que Spirit tenía opciones de convertirse en el principal partido nacionalista moderado y que N-VA no tenía muy buenas posibilidades. Han pasado nueve años desde la división de Volksunie y el tiempo ha demostrado que esta tesis era equivocada. Spirit ha desaparecido y N-VA puede que mañana consiga mejores resultados que los que Volksunie logró jamás. ¿Cuáles fueron las razones para la escisión de Volksunie? ¿Por qué cree que Spirit ha desaparecido?

Al final de Volksunie hubo una importante laguna ideológica entre el sector nacionalista flamenco y aquellos que ya no creían en un proyecto nacionalista. La primera tendencia se convirtió más tarde en Nieuw-Vlaamse Alliantie (N-VA). Sus miembros acordaron un programa incluyente, nacionalista cívico, con políticas sociales-conservadoras y económicas de centro-derecha. Formamos una coalición electoral en 2004 con los democristianos de CD&V, pero la coalición terminó en 2008 cuando CD&V renunció a nuestro objetivo común de lograr una gran reforma del Estado. El año pasado, N-VA obtuvo el 13,1% de los votos. Pero el segundo grupo que salió de Volksunie nunca tuvo claros sus objetivos, aunque en ese momento todos los «grandes nombres» de Volksunie -por ejemplo, los ministros y casi todos los miembros del Parlamento- se unieron a Spirit. Sólo un puñado de miembros del Parlamento se mantuvo leal a la base política del partido y se unió a N-VA. Dentro de Spirit todo era muy postmodernista. Hablaban de izquierda liberal y tomaron como ejemplo a los Liberal-demócratas británicos y al D66 neerlandés. Pero estas ideas no tienen arraigo en Flandes y esta tendencia no puede llegar a ser más que un grupo de gente marginal. Desde su fundación Spirit nunca participó en las elecciones de forma independiente. En 2002 formaron una alianza electoral con el Partido Socialista. Desde entonces la gente de Spirit ha ido a la liberal VLD, al socialista SP.A y a los Verdes. Spirit ha cambiado de nombre un par de veces: se convirtió en Vlaams-Progressieven (Vl.Pro) y más tarde en Sociaal-Liberale Partij (S-LP). Después de la debacle total de 2009, lo que quedaba de la S-LP fue a los Verdes. ¡Vaya usted a saber cuál es la trayectoria política de estas personas!

¿Defiende N-VA la independencia de Flandes? ¿Por qué? Cuando N-VA habla sobre el proceso de independencia, suele destacar la importancia de que ese proceso sea un proceso de evolución y no un proceso de revolución. ¿Qué quieren decir con esto?

En N-VA iniciamos esta campaña con un llamamiento al confederalismo. No deseamos ninguna revolución. Tampoco deseamos declarar de hoy a mañana la independencia de Flandes. Pero sí que creemos en una evolución progresiva hacia Flandes y Europa, en la que un sistema confederal sea un moderado paso intermedio. Igual que el primer ministro saliente, Yves Leterme, y el comisario europeo Karel De Gucht, que describieron Bélgica como una «permanente conferencia diplomática», creemos que Bélgica terminará evaporándose poco a poco. O como escribió hace un tiempo un periódico británico: «If Belgium disappears, will anyone notice? [¿Si Bélgica desaparece, lo notará alguien?]». La apuesta de N-VA en esta campaña es el paso hacia el confederalismo: ni más ni menos. Flandes y Valonia deben obtener la máxima autonomía de modo que puedan llevar a cabo su propia política necesaria para su comunidad, sus problemas socioeconómicos y sus características específicas del mercado laboral. Sólo de esta forma podrán hacer frente las dos comunidades a su responsabilidad de poner sus problemas financieros en orden.

¿Cree usted que Bélgica llegará a conmemorar su 200 aniversario?

Permítanme responder a esa pregunta con un par de interrogantes. ¿Quién podía predecir en 1987 que el Telón de Acero caería un año después? ¿Quién podía predecir entonces que las naciones bálticas se convertirían en estados independientes?

«La nueva estrategia de la izquierda abertzale es una evolución muy positiva»

Por primera vez en la historia, Sinn Féin es el partido más votado en el Norte de Irlanda, SNP el más votado en Escocia y N-VA podría llegar a ser la lista más respaldada en Flandes. ¿Qué piensa usted de esto? ¿Cree que estos resultados están relacionadas entre sí? ¿Por qué?

No estoy seguro de si existe alguna correlación entre estas elecciones, pero creemos que existe un patrón y un cambio estructural en la historia que ha sido detectado ya por los académicos. Tomemos, por ejemplo, a Alberto Alesina, de la Universidad de Harvard, y a Enrico Spolaore, de la Universidad de Tufts, en su libro «El tamaño de las naciones». Los autores utilizan las herramientas del análisis económico para examinar la formación y el cambio de los estados y las fronteras políticas. Ellos argumentan que el tamaño óptimo de un país está determinado por un análisis mercantil del coste-beneficio entre las ventajas del tamaño y los costos de la heterogeneidad. En un país grande, los costos per cápita puede ser bajos, pero las preferencias heterogéneas de una gran población hacen que sea difícil prestar servicios y formular políticas. A los países más pequeños les puede resultar más fácil responder a las preferencias de los ciudadanos de manera democrática. Además, con la integración europea, la zona euro, la cooperación internacional y el aumento cada vez mayor del libre comercio, hay menos necesidad de un mercado económico nacional, una moneda nacional, un ejército nacional, etcétera.

Usted ha seguido la situación en Euskal Herria desde hace años. Hemos visto que incluso recientemente ayudó a Brian Currin a presentar la Declaración de Bruselas en el Parlamento de la UE. También declaró como testigo de la defensa en el sumario 18/98. ¿Qué piensa usted de la situación política en Euskal Herria y qué piensa de la nueva estrategia que la izquierda abertzale ha presentado recientemente?

La oportunidad para el cambio en Euskal Herria nunca ha sido mayor que hoy en día. Muchos premios Nobel de la Paz han reconocido ese hecho mediante la firma de la declaración presentada por Brian Currin. La nueva estrategia de la izquierda abertzale es ciertamente una evolución muy positiva. Pero por sí sola no es todavía un punto de inflexión en la historia de Euskal Herria. Son necesarios nuevos pasos de los diferentes agentes. Estoy personalmente convencido de que la única salida es una solución política. Está el ejemplo de Irlanda del Norte y el Acuerdo de Viernes Santo, que debería de ser inspirador. Debido a la campaña electoral no hemos sido capaces de invertir tiempo y energía en ayudar a Brian Currin tras la presentación de la declaración en el Parlamento Europeo, que fue facilitada por nuestra eurodiputada Frieda Brepoels, pero estoy esperanzado de que la situación en Euskal Herria va a cambiar para mejor. G. E.

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