La magia romana de la Fontana Di Trevi
«En la boda de mi hermana»
Para Hollywood, Roma sigue siendo una ciudad romántica, que concentra su magia en la fuente en la que los enamorados arrojan monedas. Las que saca del agua Kristen Bell la convertirán en diana de Cupido.
M.I. | DONOSTIA
La historia de Mark Steven Johnson es la de tantos realizadores que destacan con su ópera prima y luego se acomodan en el cine comercial. Su primer largometraje «El inolvidable Simon Birch», adaptado con finura, sensibilidad y humor de un relato de John Irving, prometía; pero después se ha dedicado a encargos para el público adolescente como «Daredevil» y «El motorista fantasma». Y ahora se mete en una típica y tópica comedia romántica escrita por los temibles guionistas David Diamond y David Weisseman, responsables de, entre otros engendros, «Dos canguros muy maduros».
De un tiempo a esta parte las comedias de Hollywood ofrecen los papeles estelares a jóvenes intérpretes televisivos, mientras que dejan los papeles secundarios para los veteranos que llevan años en el oficio, y que son los que tienen que salvar la función con sus apariciones episódicas.
Danny De Vito, por ejemplo, borda la caricatura del dueño de una fábrica de salchichas. Es uno de los turistas que arrojaron una moneda a la Fontana Di Trevi, rebautizada por Hollywood como la Fontana D'Amore, y que, finalmente, son recogidas por la protagónica Kristen Bell, lo que la convierte en objeto de deseo de los dueños de dichas monedas. Hubo uno, Josh Duhamel, que echó una ficha del casino, y ese será el elegido.