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Todos somos muñecos hinchables necesitados de aire

«Air Doll»

La metáfora de la muñeca hinchable sigue dando juego en el cine, y es el japonés Hirokazu Kore-eda el que le da un nuevo e insólito tratamiento al centrarse en la idea del aire como imprescindible energía vital. La muñeca que cobra vida depende de otros para que le insuflen aliento, por lo que expresa la idea de una sociedad que necesita vencer la soledad.

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Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

«Air Doll» no es como otras películas de Hirokazu Kore-eda, que han gustado a la mayoría, especialmente «Aruitemo, aruitemo» en su reciente paso por el Donostia Zinemaldia. Está llamada a crear desconcierto y división, hasta el punto de que la crítica sólo se ha puesto de acuerdo en que es demasiado larga. A los que aprovechan el momento de incertidumbre para decir que Kore-eda es un cineasta sobrevalorado, mejor no hacerles ni caso, porque los siete largometrajes que ha realizado hasta la fecha, a cada cual más original y sorprendente, nos colocan ante una sensibilidad especial a la hora de diseccionar el mundo desde un vitalismo inspirado por la toma de conciencia de nuestra mortalidad.

Kore-eda tiene el gran don de los maestros japoneses que, sin dejar su esencia localista, hacían un cine universal, y en eso no se diferencia de Ozu, Mizoguchi o Kurosawa. Se distancia de ellos porque no responde a la vieja idea del autor que se repite a sí mismo con películas marcadas por un sello inconfundible. La evolución que representa con respecto a los clásicos de su país radica en que se reinventa con cada nueva película, transformando su cine constantemente para deleite de los espectadores que agradecemos su variado e infinito repertorio creativo.

Todo ello le capacita para enfrentarse a temas raros con los que otros no se atreven. Porque Kore-eda sabe perfectamente que la metáfora de la muñeca hinchable ha dado lugar a películas polémicas, y la suya no iba a ser una excepción.

Cuando Berlanga hizo hace ya casi cuarenta años «Tamaño natural», se le acusó de ser un rancio machista que cosificaba a la mujer como objeto sexual. Algo de enfermizo había también en el protagonista de la más reciente «Lars y una chica de verdad», una comedia social que derivaba el asunto hacia la aceptación por parte de la comunidad de aquellos miembros que en su seno presentan ciertas desviaciones o comportamientos peculiares en lo relativo a las relaciones personales.

La muñeca hinchable de Kore-eda no tiene nada que ver con las precedentes, y conecta más con el mito de Pinocho, por lo que el sexo no condiciona tanto su existencia. Se refiere más directamente, por lo tanto, al misterio de la vida y a la angustia de no saber qué hacer con ella, una vez que le es concedida al protagonista, y da igual que se trate de un muñeco de madera o de una muñeca de plástico.

Buena parte de la originalidad de todas las anteriores películas de Hirokazu Kore-eda reside en que siempre ha partido de ideas propias, generalmente inspiradas en hechos reales que le movían a una reflexión que merecía la pena ser compartida con el público. Con «Air Doll», no obstante, no ha sido así, ya que por primera vez se ha basado en un material ajeno, en concreto el manga de Yoshiie Goda publicado diez años atrás. Apenas tenía veinte páginas de historieta gráfica, lo que le daba total libertad de cara a desarrollar un guión completo para una película.

Y aquí es donde surgen más pegas por parte de la crítica, al considerar que ese desarrollo es excesivo en comparación con la simpleza y brevedad del relato original. Son opiniones contrarias a la duración de algo más de dos horas de la película, basadas en el prejuicio de que una anécdota como la de una muñeca hinchable que de repente cobra vida no merece una narración tan extensa.

Tarde o temprano se tenía que abrir una brecha entre la mentalidad occidental y la de alguien, al fin y al cabo, tan oriental como Hirokazu Kore-eda. Por él, hasta le hubiera dedicado más tiempo a la descripción del proceso de humanización de un objeto. Así, se toma sus minutos para narrar el nacimiento y desarrrollo de una vida, igual que si estuviera contando una biografía de una persona gestada en el vientre materno.

Kore-eda es tan respetuoso con su personaje que le dedica la máxima atención, y nunca se olvida de que está trabajando con una actriz de carne y hueso, la coreana Doona Bae, que tan buenas sensaciones nos dejo en «The Host», de su genial compatriota Bong Joon-ho.

Cuando Nozomi, que así se llama la muñeca, cobra vida, es un bebé a todos los efectos, puesto que acaba de nacer y ve con ojos puros e inocentes la realidad a la que acaba de ser incorporada. Debe pasar por un aprendizaje, crecer y experimentar nuevas sensaciones hasta convertirse en una mujer. Kore-eda considera que esa evolución no puede ser resumida como en la sucesión de viñetas del manga de Yoshiie Goda, donde se gestó la historia que encuentra su definitiva forma cinematográfica adulta.

Aire para respirar

«Air Doll» sólo se parece a otras películas con muñeca hinchable en su comienzo, cuando Kore-eda presenta a Nozomi como un mero objeto sexual que satisface los deseos de su dueño, un solitario hombre de mediana edad que convive con el ser inanimado fuera de las horas de su amplia jornada laboral. Pero, cuando Nozomi recibe de forma inesperada aliento vital, esa convivencia vacía se ve alterada bruscamente, porque ella encuentra una autonomía que antes de existir era imposible.

Nozomi toma así conciencia de la función que cumplía, y no tarda en darse cuenta de que había estado en manos de una persona real incapaz de comunicarse, de sentir el calor humano, abocada a la más terrible de las soledades. Acaba por entender que un mundo que necesita de muñecas hinchables es un desierto en el que el aislamiento provoca comportamientos endogámicos.

Sin embargo, Nozomi ya no es una cosa, debido a que el aire de su cuerpo se ha transformado en aliento vital. Ahora es una mujer conectada con los demás, una mujer que respira y descubre la forma en que puede interactuar con sus semejantes, de los cuales recibe ese aire que necesita para seguir respirando. Ella es la mejor expresión de la necesidad de comunicación y de intercambio.

Dotada de sentimientos, Nozomi va más allá del funcionamiento mecánico que supone su nueva existencia y se inicia en el lenguaje del amor. Conocerá a un chico, el joven dependiente de un vídeo-club, en el que empezará a trabajar como lo haría cualquier chica.

Hirokazu Kore-eda nunca pierde la perspectiva realista en «Air Doll», evitando caer en la tentación de la comedia fantástica. Se toma tan en serio la trayectoria de la protagonista, que la película desemboca en el drama. Los elementos surrealistas o imaginarios mantienen en todo momento su nivel metafórico, para no dejar de hablar sobre la incomunicación en la sociedad moderna.

No hay que olvidar que «Air Doll» proviene del mismo manga japonés que provoca la figura generacional ya globalizada del «otaku», término que designa a los jóvenes que no salen de su habitación y pasan las horas muertas ante el ordenador.

Estreno

Título original: «Kuki Ningyo».

Dirección: Hirokazu Kore-eda.

Guión: Hirokazu Kore-eda, sobre el manga de Yoshiie Goda.

Fotografía: Mark Lee Ping-bing.

Música: World's End Girlfriend.

Intérpretes: Doona Bae, Arata, Itsuji Itao, Jo Odagiri.

País: Japón, 2009.

Duración: 126 minutos.

Hirokazu Kore-eda: un cine entre la vida y la muerte

Todas las películas de Hirokazu Kore-eda indagan en la relación entre la vida y la muerte, pero todas son distintas y sorprendentes. En 1995 ya dió un aviso con su ópera prima «Maborosi», a la que siguió tres años después «After Life», que ganó el premio FIPRESCI de la crítica internacional en Donostia. Todavía podía resultar más original, y lo demostró con «Distance», sobre una secta criminal, y «Nadie sabe», en torno al caso de los niños abandonados por sus padres que vivieron solos. «Hana» es su única película de época y la más vitalista. «Aruitemo, aruitemo» recuerda a Ozu en su magistral clasicismo. M. I.

METAFÓRICO

Los elementos surrealistas o imaginarios mantienen el nivel metafórico del filme, para no dejar de hablar sobre la incomunicación en la sociedad, que es fondo real de la película.

COMPRENSIÓN

La protagonista de la película acaba por entender que un mundo que necesita de muñecas hinchables es un desierto en el que el aislamiento provoca comportamientos endogámicos.

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