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Raimundo Fitero

¿Dónde estabas?

No es mala manera empezar una reunión europea asegurando con mucha retranca: «son las diez y media y no hay crisis». Lo hizo uno de esos señores que están por encima de nuestras capacidades homologables de entendimiento y que parece deciden algo sobre nuestro futuro cada semana. Lo de Europa es un fantasma, un espejismo, pero son a la vez decenas de miles de funcionarios, de coches oficiales, de servicios. Pero la crisis económica que antes se nos anunciaba como financiera y que ahora, en buena lógica marxista, es política, porque todo el sistema que sustenta esta sensación de bienestar no es otra cosa que un entramado político y social que necesita de un flujos económicos que solamente se pueden soportar a base de políticas monetaristas, especulativas, o sea, capitalistas. De pasada alguien ha pronosticado que en diez años desaparecerá el euro. La moneda única está puesta en entredicho. ¿Por quién? ¿Por qué?

Pero aquí estamos a lo que estamos, y resulta que hasta el día de la fecha, el famoso partido en el que las vacas suizas se comieron a los toros españoles, ha proporcionado a Tele 5 unos números de audiencias que lo convierten en el programa más visto en el último año y pico. En algunos momentos logró cerca del setenta por ciento de audiencia, y la media fue de cincuenta y ocho por ciento. Todo ello contando solamente lo emitido en abierto, sin contabilizarse Internet, una opción en auge, ni Canal + que lo emitía codificado. Una burrada porque, se recuerda, fue a las cuatro de la tarde de un día de labor.

Cuando acercamos la lupa, resulta que en la CAV no se llegó al cincuenta por ciento. ¿Cómo analizamos el dato? Lo consideramos como un signo de ¿resistencia o una voluntaria entrega? Porque en todos los casos son muchos los seguidores. Y es que el fenómeno futbolero está perfectamente introducido en todos los supuestos. Se puede ver para aplaudir o para reírse, pero se ve. Y ahora, como sucede con tantos programas que consiguen unas audiencias descomunales mientras todos reniegan de ellos, deberemos empezar a preguntar, ¿dónde estabas el día del primer gran ridículo de la roja o rojigualda?

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