Sri Lanka rememoró ayer el primer aniversario de su victoria sobre los rebeldes Tigres de Liberación de Tamil Eelam (LTTE), mientras la comunidad internacional llama a las autoridades cingalesas a aceptar una investigación independiente sobre las denuncias de violaciones de derechos humanos durante ofensiva final.

Tras el desfile militar, retrasado un mes por las lluvias del monzón, el presidente del país, Mahinda Rajapaksa, dijo que la presión internacional para investigar las acusaciones de crímenes de guerra es «una inclicación hacia el terrorismo» y aseguró también que «no hemos dejado espacio para que ni una sola bala sea disparada contra los civiles».

«Nuestros soldados tenían sus armas en una mano y una copia de la Carta de los Derechos Humanos en la otra», añadió.

Investigar

EEUU lleva meses pidiendo que se abra una investigación independiente sobre las citadas denuncias y, recientemente, la ONU ha ignorado la petición de Colombo para que su propia comisión investigue los hechos.

La ONU calcula que entre 80.000 y 100.000 personas murieron durante el conflicto, entre ellos unos 7.000 civiles tamiles.

Varios grupos defensores de los derechos humanos denunciaron violaciones de los derechos humanos cometidos por el Ejército durante los últimos meses de la ofensiva militar.

La organización Human Rights Watch (HRW) ha denunciado recientemente que las nuevas pruebas -incluyendo fotografías tomadas por un soldado de la Brigada Móvil de las Fuerzas Aéreas de Sri Lanka- confirman que existieron dichas violaciones.