Convocados por los agentes y entidades firmantes del Pacto de Usurbil, así como la Coordinadora contra la Incineración, Donostia acogió ayer la manifestación más multitudinaria en contra de la incineradora de Zubieta. En la movilización exigieron una gestión de residuos «limpia y saludable» en Gipuzkoa y reclamaron a la Diputación una moratoria de seis años para la construcción de la incineradora.

«Nadie tiene el derecho a poner en riesgo nuestra salud y la de nuestros hijos. Nuestra salud es intocable y por eso nos hemos reunido hoy aquí», resaltaron al término de la manifestación. María Luisa Sánchez, en nombre de la Coordinadora de Plataformas contra la Incineración, y el teniente de alcalde Usurbil, Juanjo Olaizola, dieron lectura al comunicado.

Calificaron de «planta tóxica» la incineradora que se prevé construir en el barrio donostiarra de Zubieta y, por ello, exigieron a la Diputación Foral que la pare y conceda una moratoria de seis años.

Durante ese tiempo quedaría demostrado, según dijeron, que «es posible una gestión de residuos limpia y saludable» mediante el sistema de recogida selectiva «puerta a puerta», implantado ya en Usurbil, Hernani y Oiartzun, y «en debate» en municipios de las comarcas del Goierri, Debagoiena y Tolosaldea.

En este sentido, al convocar la movilización recordaron que en un reciente viaje a Italia pudieron constatar que 18 millones de ciudadanos de ese país utilizan un sistema de recogida de basuras en la puerta de sus casas que permite desarrollar el compostaje con la materia orgánica y obtener unas altas tasas de reciclaje con el resto de residuos.

En el comunicado denunciaron también el «despilfarro» de 500 millones de euros que supondrá en estos tiempos de crisis económica poner en marcha la incineradora y el resto de infraestructuras previstas en el futuro Centro de Gestión de Residuos.

Entre los agentes que han suscrito el Pacto de Usurbil se encuentran Aralar, Ezker Batua, la izquierda abertzale, Alternatiba y Berdeak; los sindicatos ELA, CCOO, LAB, EHNE, EILAS, HIRU y ESK; organizaciones ecologistas como Greenpeace o Eguzki; e instituciones como ayuntamientos y la Mancomunidad de San Marcos.