«Una persona mayor maltratada puede que ni se dé cuenta de ello»
Pionera en el Estado español en la investigación en Sociología de la Vejez, autora de numerosas publicaciones sobre el tema y galardonada con diferentes premios en investigación en Gerontología, esta catedrática es la voz más autorizada cuando se habla de maltrato a las personas mayores.
Joseba VIVANCO |
El 5% de las personas mayores son objeto de maltratos por parte de familiares. Invitada por La asociación para el aprendizaje permanente y participación social de los mayores, Hartu-emanak, ha hablado en Bilbo sobre ``El maltrato a las Personas Mayores: Institucional y Familiar''.
Al maltrato a los mayores ¿le queda aún un largo camino por recorrer para su reconocimiento social, como le sucedió a la violencia contra las mujeres?
Es la última forma de maltrato familiar que se ha ``descubierto'', pero todavía sigue siendo un problema que no se reconoce ni social ni políticamente.
Al hablar de maltrato, ¿hay muchas prácticas que no caemos en la cuenta de que lo sean?
Reconocemos cinco formas de maltrato: negligencia física, negligencia sicológica, maltrato físico, maltrato sicológico, abuso económico y abuso sexual. Ahora bien, lo que distingue el maltrato propiamente dicho de la negligencia es que en ésta se realizan actos o se dejan de realizar, pongamos no dar la comida y medicación adecuadas o no proporcionar adecuada higiene, pero sin intención de hacer daño; en el primero, en cambio, se actúa con intención de dañar.
¿Es difícil distinguir, entonces, cuándo hay maltrato?
Las múltiples formas de abuso que se pueden ejercer sobre cualquier persona son, a veces, muy sutiles; otras veces se han convertido en práctica habitual, y otras no se consideran de suficiente entidad para denominarlas abuso. Trasladado esto a las personas mayores que pueden sufrir algún tipo de abuso, puede que ni ellas mismas, ni personas afines reconozcan que estén siendo maltratadas.
¿Y cómo actuar?
Pues hay veces que esas personas sí reconocen que no son bien tratadas, y también lo perciben otras personas, pero no se atreven a inmiscuirse en el mundo de las relaciones familiares. Existe un tabú. Además, en el caso de las personas mayores no está bien definido «qué es el buen cuidado», como puede ser con los niños, y puede actuarse de manera incorrecta. Por ejemplo, piense en un hijo o hija o en la pareja que quiere hacer caso al médico y prohíbe a su familiar fumar, o le obliga no de buenas maneras a andar, y todo para ``cuidarle'', pero quizá sin el respeto que se debiera. En el fondo, es un tema de los que se denomina ``sensibles'', que implica dilemas éticos y posibles complicaciones judiciales, entre otras cosas.
Decía usted que esa persona mayor no se percata muchas veces de ese maltrato...
No siempre es consciente, pero tampoco muchas personas en el contexto de su vida diaria como le decía antes. Otras veces sí lo es, pero no quiere que le separen de ese hijo, por ejemplo con inteligencia limitada, al que siempre cuidó y que ahora se ha convertido en su cuidador sin saber de ello ni haber sido enseñado, ni ayudado por los servicios sanitarios y sociales. Ella no quiere que lo lleven a un centro, y mucho menos a la cárcel, y a ella a una residencia. Hay muchos casos que con ayuda exterior se solucionan. Pero ahí deben estar los servicios sociales haciendo un seguimiento.
¿Están protegidos por la ley, de alguna una manera especial, las personas mayores?
La ley debe proteger a todos por igual, pero más que la Ley, insisto en que son los servicios sanitarios y los sociales los que pueden tener un papel importante de prevención, detección del problema y en la intervención ante el mismo.
Se dice que una mujer no debe aguantar ni la primera amenaza o bofetada. ¿Qué situación es ésa que una persona mayor no debe permitir pasar?
El maltrato a las personas ancianas tiene algunas características parecidas al caso de la violencia doméstica, pero son situaciones muy diferentes. En primer lugar, aunque la mayoría de las personas ancianas maltratadas son mujeres, también hay varones. Otra razón, la persona maltratadora puede ser una mujer, como ocurre en muchos casos. Además, no siempre, ni mucho menos, quien maltrata es la pareja, sino un hijo, otro familiar, vecino o cuidador. Otra razón es que como los tipos de maltrato son diversos no es lo mismo alguien a quien le hablan mal, le insultan, o alguien a quien le roban el dinero siendo a lo mejor consciente de ello la persona mayor y sintiéndose incapaz de actuar por ser familiar. Por ello pienso que haría falta una formación específica del personal sanitario, de los servicios sociales, de las trabajadoras a domicilio, y que se haga un seguimiento de los casos. Porque así como en la violencia de género actúa de inmediato la justicia, en el caso de las personas mayores, salvo en algún caso concreto, ésa es la última opción.
El maltratador o la persona que actúa de manera negligente, ¿se arrepiente con el tiempo de esos empujones, de esas malas contestaciones...?
Se sabe que cuando no se actúa de mala fe, sino por cansancio o sentirse sobrepasado por la situación de cuidados, se sabe que cuando eso ocurre los familiares lo reconocen y se arrepienten, les duele. El maltratador, sin embargo, suele ser una persona manipuladora. En algunos países se han hecho registros para que esas personas no puedan trasladarse a trabajar a residencias o centros donde puedan seguir maltratando.
Hablando de residencias. ¿Se vela porque no exista maltrato?
El maltrato en el entorno residencial también existe. Por eso se recomienda que los trabajadores, mujeres generalmente, reciban una formación adecuada, sean a su vez bien tratadas, pagadas, y apreciado socialmente su trabajo, y que dispongan de apoyo sicológico. Se precisa un control de la Administración exhaustivo, pero hay que tener en cuenta también que se necesitan recursos económicos para poder proporcionar un cuidado adecuado.
«Una cosa es actuar de una manera negligente, donde el familiar lo reconoce y se arrepiente; otra es ejercer malos tratos, donde el maltratador es un manipulador»