La selección francesa es un polvorín. La expulsión de Anelka de la concentración generó un nuevo capítulo en la crisis de los bleus. Los jugadores franceses se negaron a entrenar en la jornada de ayer, como medida de protesta por la marcha forzada del delantero del Chelsea.

«La Federación Francesa nunca ha intentado proteger al grupo. Ha tomado una decisión unilateral basada en hechos relatados por la prensa», rezó una nota de prensa firmada por todos los futbolistas. Incluso hubo más altercados, ya que el capitán, Patrice Evra, y el preparador físico, Robert Duverne, las tuvieron tiesas en los momentos previos a la decisión de los jugadores. La medida provocó la dimisión del delegado federativo, Jean-Louis Valentin, quien aseguró que «es una vergüenza que no quieran entrenarse».

No acaba aquí la cosa. Frank Ribéry, uno de los futbolistas con más peso, interrumpió una entrevista en directo que se le estaba realizando a Domenech para indicar que «todo el mundo se ríe de nosotros. Estoy sufriendo porque no hemos sudado la camiseta como hubiéra- mos debido».