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Maite SOROA | msoroa@gara .net

Ya hay uno que se ha dado cuenta

H ablábamos ayer de los cambios que pueden darse en nuestro panorama en los próximos meses. Y alguno parece que ya se ha dado cuenta.

Ayer en, «El Periódico de Barcelona», Carlos Elordi se hacía eco de una encuesta, fiable al parecer: «el 48% de los catalanes es partidario de la independencia. No andará muy lejos el porcentaje de vascos que opina lo mismo». Creo que tiene razón.

Y del dato, extraía una conclusión: «Lo relevante es que el sentimiento independentista es mucho más amplio que el que se registraba hace un par de décadas. Esa realidad va a condicionar necesariamente, y mucho, la política española en el futuro: se ha dicho que si los flamencos deciden romper con Bélgica, la exigencia de la independencia catalana y vasca surgiría como una demanda urgente e imparable». Este tío acierta, ¿verdad?

Frente a esas convicciones, Elordi constataba que «de otro lado, se consolida, entre los políticos de todos los colores y entre la gente corriente, la idea de que hay que recortar las competencias de las demás autonomías. Al calor de la crisis son cada vez más los que piensan, y los que dicen, que no tiene sentido el dispendio y la ineficacia que suponen 17 miniestados -que, además, no dejan de crecer- y otros tantos sistemas educativos, sanitarios y demás. Por no hablar de las ya ni se sabe cuántas cadenas autonómicas de televisión». ¡Pues vaya cacao!

El columnista analiza los dos fenómenos y llega a una conclusión tan contundente como un porrazo: «Tanto juntos como separados, ambos fenómenos -el crecimiento de los sentimientos independentistas y la necesidad de dar marcha atrás en la hiperdescentralización- expresan algo muy serio: que el modelo creado en la Constitución y su posterior desarrollo ya no sirven y que de nada vale referirse a ellos si no es para modificarlos de manera sustancial». Mira tú por dónde.

Y al final muestra sus angustias ante el panorama que se le presenta: «Pero tan grave como eso es que en los círculos políticos, intelectuales y periodísticos de la capital del Estado solo una minoría, casi inapreciable, parece preocupada por lo que se está cociendo entre los catalanes o entre los vascos». Pues eso, que nos largamos.

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