El mejor recibimiento imaginado
Izkander FERNANDEZ | Periodista
El Azkena Rock Festival es ésa cita. Es como el primer día de fiestas de un pueblo imaginario. Aunque cada uno tenga su casa, su trabajo, su familia y sus problemas en puntos diferentes del globo terráqueo, en la explanada de Mendizabala de Gasteiz todo el mundo parece haber nacido en el mismo sitio y compartir experiencias similares. La gran familia del rock n’ roll que cada año desde hace casi una década se reúne en torno a los escenarios del Azkena Rock Festival, volvió a encontrarse la tarde del jueves. Lo hizo con la bonita excusa de poder disfrutar de uno de los mejores jueves que se recuerdan en la historia del certamen.
Tras el stoner rock de los gasteiztarras Bronze, el rockabilly de Baskery, el desenfreno de The Legendary Shack Shakers y la energía de Jim Jones Revue, el trío británico compuesto por los hermanos Kitty, Daisy & Lewis inauguraron el horario de prime time. Empeñados en realizar una labor que roza lo antropológico, estos tres jovencitos se rebozan con cierta propiedad por los sonidos clásicos del rock, el rockabilly, el blues, el soul y la música jamaicana. En el escenario 1 de Mendizabala, los hermanos Durham resultaron algo acartonados, con una estética retro que encajaba en lo que se quería contar, pero con la impresión de que en definitiva, no había demasiado que decir. Abordaron temas propios y versiones de estándares que apenas se diferenciaban entre sí.
Sin tantos problemas de personalidad ni la necesidad de encajar estéticamente en una foto de época, The Hold Steady ofreció la mejor actuación del jueves. Con una propuesta a medio camino entre el rock americano de toda la vida y la energía enraizada en el punk underground estadounidense de los ochenta, The Hold Steady lleva publicados una serie de discos que los coloca entre lo más prometedor de la escena rockera actual. Abrieron hostilidades con “Constructive Summer”, una composición que sirve de perfecto resumen de lo que puede llegar a ofrecer la banda de Craig Finn: rock épico vía Bruce Springsteen, arrancadas punkeras con sabor a Replacements y Hüsker Dü y una letra poseedora de una narrativa profunda. «Damos las gracias San Joe Strummer, el único profesor decente que hemos tenido», dicen con el puño en alto y una sonrisa dibujada en el rostro en la parte álgida de “Constructive Summer”. The Hold Steady se centraron en la trilogía compuesta por los discos “Boys and Girls in America”, “Stay Positive” y “Heaven is Whenever” para cerrar una actuación entrañable y repleta de buenas vibraciones.
Warren Haynes y su Gov’t Mule volvieron a Mendizabala con el mismo propósito que en su primera visita de hace unos años: arrasar con todo gracias a su vuelta de tuerca al rock sureño de tintes más clásicos. Haynes y su guitarra volvieron a resultar una apisonadora que brillaba en las densas y enérgicas sesiones de improvisación que colaban en cada tema. Pero Haynes no es simple técnica, hay feeling y cuando mostró sus habilidades como compositor robó un trozo de los 9.000 corazones que inundaban Mendizabala.
Con Airbourne llegó la tormenta de decibelios y riffs pesados. Como si de un adelanto del concierto del lunes de AC/DC en San Mamés se tratase, el joven cuarteto australiano se dedicó a reproducir todos y cada uno de los elementos que convirtieron a sus compatriotas en una de las bandas capitales en la historia del rock n’ roll. Pero lo cierto es que Airbourne no pasan de ser una propuesta simplista capaz de aunar todos los tópicos del rock y llevarlos con éxito a una frontera entre lo creíble y lo ridículo.
Los sonidos punk rockeros y garageros de The Black Lips cerraron la primera jornada del Azkena Rock Festival 2010. Slash y Kiss aguardaban como platos fuertes de la jornada del viernes.