MUNDIAL Octavos de final
Un bombardeo venga a Alemania
La superioridad teutona fue absoluta en un partido que, sin embargo, pudo haber visto alterado su guión con el gol de Lampard que habría supuesto el empate a dos. Inexplicablemente, el árbitro no le dio validez y Alemania arrasó a la contra.
ALEMANIA 4
INGLATERRA 1
Amaia U. LASAGABASTER
44 años después de que un gol ilegal de Geoffrey Hurst encarrilase la victoria de Inglaterra en su único Mundial, Alemania se tomó cumplida venganza. En el partido más esperado de este Campeonato, y el único que de momento ha respondido a las expectativas, el equipo teutón arrasó a los pross, con ayuda arbitral incluída.
No es fácil adivinar qué habría pasado si Jorge Larrionda hubiera visto lo mismo que los 40.000 afortunados que siguieron el partido en la grada y los millones que lo hicieron a través de televisión. Es decir, que el trallazo de Frank Lampard superó claramente la línea de gol, convirtiéndose en lo que debía haber sido el empate a dos. Porque con más de cincuenta minutos de partido por delante y un equipo como Inglaterra capaz de sobreponerse al mazazo que le cayó con los goles de Klose y Podolski, todo parece posible. Pero con la superioridad absoluta que demostró Alemania, tampoco es impensable que el choque hubiera acabado como lo hizo, con un meneo de mucho cuidado a los británicos.
El equipo de Joachim Löw recuperó las sensaciones que había ofrecido en su partido inaugural ante Australia. Y las multiplicó. Porque aquel choque, ante un rival de perfil muy bajo, no permitía hablar tanto de certezas como de posibilidades. Lo de ayer, por mucho que Inglaterra no se haya acercado, ni por asomo, a las previsiones que le colocaban entre las favoritas al Mundial, era otra cosa. Y Alemania confirmó que es un equipo que lo tiene todo: el poderío físico y el espíritu inagotable que le han mantenido en lo más alto del fútbol mundial a lo largo de toda su historia, y la imaginación de una nueva hornada de jugadores -es la segunda selección más joven del campeonato, con 25 años de media- con mucho talento. Vamos, los panzers de toda la vida equipados con misiles de última generación, que ahora mismo confirman a la Mannschaft como gran candidata al título.
Una candidatura a la que ayer opositó desde el principio. Apoderándose del balón, imponiendo el ritmo, jugando la pelota y buscando la portería de James, frente a una Inglaterra a la que Fabio Capello ha despojado del carácter que exigía la cita y que tradicionalmente ha caracterizado a su equipo. Sólo así se entiende que los ingleses necesitasen marchar con dos goles de desventaja para hacer acto de presencia. El problema es que la mano del técnico italiano -el mejor pagado del Mundial y al que la Federación Inglesa deberá indemnizar con más de once millones de euros en caso de destitución- tampoco sirvió para cerrar el partido: a los veinte minutos llegaba el primer gol. Y a la inglesa. Con un saque de puerta que llegó directamente a Klose para que el delantero teutón ridiculizara a los centrales y anotara el 1-0.
Si los alemanes ya se sentían cómodos en igualdad de condiciones, qué decir con ventaja en el marcador, ante un rival incapaz de mover el balón con criterio y con jugadores especialmente dotados para la contra. Que llegara el segundo era cuestión de tiempo. Diez minutos, concretamente, pasaron hasta que Müller y Klose diseñaron la jugada y Podolski anotó lo que parecía la sentencia.
Pero por suerte para el fútbol, el orgullo inglés no es un mito, lo que posibilitó que en diez minutos desapareciese la superioridad alemana y estuvo a punto de voltear el partido. Tras haber necesitado 25 minutos para realizar su primer disparo a puerta -un flojo remate de Barry desde la frontal-, fue verse perdida Inglaterra y afilar los colmillos. A ocho minutos del descanso, Upson recortaba distancias y un minuto después, Frank Lampard firmaba el empate con una vaselina que entró tras botar en el larguero. O que no entró, en opinión exclusiva del árbitro, lo que privó a Inglaterra de la posibilidad de dar una nueva dimensión a la eliminatoria.
Algo que siguió intentando en el inicio de la reanudación. Frente a un rival que mostraba por primera vez algún signo de debilidad, los británicos siguieron amagando con el empate. Pero esta vez el larguero repelió fuera el disparo de Lampard, Neuer despejó el centro-chut de Milner, Capello no quiso meter más dinamita en el campo, a Alemania se le pasó el susto y a Inglaterra se le escapó el tren.
De manera definitiva cuando, mediado el segundo tiempo, la Mannschaft anotó el tercero con un contragolpe de libro: robó Friedrich en su área, condujo Scheweinsteiger y definió Müller. No hubo tiempo de saber si Inglaterra también sería capaz de levantarse esta vez, porque en tres minutos se repetía la jugada. Con otro balón robado en el área alemana, Özil ahora a la carrera por la izquierda y Müller rematando de nuevo.
Se acabó el partido para Inglaterra, sin tiempo y sin recursos para reaccionar. Y también para Alemania, que empezó a pensar en cuartos, donde se plantará como, a día de hoy, la única selección realmente capaz de frenar la debacle del fútbol europeo en este Mundial.
El ariete, que se crece con su selección, ya es el cuarto máximo goleador en la historia del Mundial, igualando a Pelé con doce tantos. Sólo Ronaldo (15), el «Torpedo» Müller (14) y Fontaine (13) han marcado más.
Aunque es indudable que Inglaterra ha estado muy lejos de lo esperado en este Mundial, no lo es menos que Jorge Larrionda perjudicó ayer a los británicos. Algo que destacó sobre todo lo demás en el discurso de Fabio Capello.
El técnico italiano, que adelantó que no piensa dimitir -su cese le costaría once millones de euros a la Federación Inglesa-, admitió que «Alemania es un buen equipo y jugó muy bien», así como que «fue decepcionante la cantidad de errores que cometimos». «Pero el árbitro cometió el mayor de todos», destacó.
Capello considera «inexplicable» que «en la época que vivimos, con tanta tecnología, no se use y estemos hablando de estas cosas». Sobre todo en un partido en el que, en su opinión, «lo más importante» fue el gol mal anulado a Lampard.
Joachim Löw también reconoció que el tanto debía haber subido al marcador, pero recordó que Alemania había disputado un gran partido, sobre todo una vez anotado el primer gol. «Sabíamos que ganaríamos si jugábamos a la contra porque Inglaterra estaba obligada a descubrirse. El equipo lo hizo perfectamente».
GARA