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Victoria Mendoza Psicoterapeuta

Huelga sinónimo de conciencia social

La democracia dejó de existir cuando la mediocridad política impidió la consulta y la participación del pueblo, desde el momento que se les olvidó que somos nosotros quienes debemos discutir, analizar y decidir sobre nuestro propio futuro

Mal acostumbrados a la mediocridad de los políticos españoles cuando hablan de democracia donde sólo está una parte de los ciudadanos; cuando hablan de educación de valores y modelos educativos donde se habla de una violencia y no de todas las violencias como, por ejemplo, la tortura y dispersión de presos políticos o el empobrecimiento y la contaminación mundial; cuando se hace homenaje a víctimas de terrorismo sin incluir a todas las víctimas de un conflicto; cuando se inventan y se imponen leyes antes que discutir y resolver el problema; cuando hablamos de derrotar a ETA y no se permite participar políticamente a todo un sector; cuando se habla de resolver la crisis y se pierden miles de empleos y se suspenden ayudas sociales a clases desfavorecidas; cuando hablamos de ayudas para salir de la crisis sin que se aclare que son ayudas para bancos y empresarios; cuando hablamos de recortar presupuestos sin que se toquen los sueldos millonarios de la mayoría de políticos, sin que se paren las obras millonarias de urbanismo y trenes de alta velocidad; cuando se habla de igualdad de la mujer sin que se solucione el desacuerdo de su participación libre en un alarde único. Se habla de riqueza cultural cuando prohibimos que las mujeres lleven velo; se habla de consulta popular cuando ni siquiera sabemos en qué se gasta nuestro dinero; se habla del bienestar de la ciudadanía cuando ni siquiera tenemos cubiertos los derechos básicos de vida digna, trabajo y vivienda; se organizan cumbres y reuniones internaciones de G-8 y G-20 hablando del hambre, cuando lo que gastan de dietas, hoteles y comidas de lujo en dicha reunión podría resolver el hambre de miles de niños en el mundo.

Podemos hacer más larga la lista, pero esto es suficiente para introducirnos en el mundo de la mediocridad política, en el mundo de la mentira y la falsedad, de la contradicción y la negligencia, de lo absurdo de nuestro mundo neoliberal y consumista, en el que cada vez creemos menos.

La democracia dejó de existir cuando la mediocridad política impidió la consulta y participación del pueblo, desde el momento que se les olvidó que somos nosotros quienes debemos discutir, analizar y decidir sobre nuestro propio futuro social, económico, político, ecológico. Y el problema se agravó aún más cuando a nosotros se nos olvidó reflexionar y protestar sobre todo lo que nos imponen a pesar de todos los perjuicios ocasionados, a pesar de la crisis, del hambre, de las guerras, de la tortura, a pesar de la corrupción y el fraude político, a pesar de cada uno de los actos perversos y faltos de inteligencia, a pesar de las actitudes analfabetas e inhumanas de nuestros políticos.

Es un buen momento para recapacitar, analizar y debatir, para saber de qué manera debemos unirnos como pueblo y recuperar la fuerza, la autonomía, el poder y sobre todo la dignidad, y parece ser que una huelga general es un buen comienzo o, mejor dicho, es un buen síntoma de que vamos despertando juntos y es además uno de los muchos caminos que haremos juntos migrantes y autóctonos.

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