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Publicidad descubierta

La vida sucede en nuestra pantalla plana convertida siempre en un acto publicitario. Pude ser de contenido político, de viajes, desodorantes o refrescos, los de seguros de automóviles y los de telefonía móvil mezclada con las conexiones de ADSL han creado un bloqueo de lenguajes audiovisuales de tal manera en los que uno no sabe ni puede discernir si alguien está informando de una huelga o solamente se trata de un spot publicitario de un partido integrista. La huelga del metro de Madrid ha despertado a la bicha, y hemos escuchado al conductor de un programa de la radio estatal que pagamos todos, a nuestro pesar, tratar con unos criterios de extrema derecha a los huelguistas, hacerlo con descaro, y mantener su postura asegurando que llamar «huelga salvaje», lo realizado por los trabajadores no era una opinión sino una descripción técnica. No se puede ser más idiota, dicho como descripción técnica y no como opinión. Hay franjas de la radio pública española que compiten con la de los obispos por ser la más genuina representación de la caverna

Lo que hacen estos señores es propaganda o contra-propaganda. Publicidad subliminal, discursos de partido, consignas expandidas con camuflaje. Está todo muy achuchado y hay que aprovechar cualquier circunstancia para obtener recursos para seguir, y la publicidad es fundamental para mantener ciertos niveles, así que ahora en estos absurdos movimientos de llamar progreso al ir para atrás, encontramos como en todos los tramos de las programaciones, en todas las cadenas, se colocan anuncios sin avisar, sin cortinilla, poniendo una leyenda en una esquina para cuando ya los presentadores de un espacio deportivo utilizando el nombre de famosos jugadores colocan una publicidad descubierta, muy golfa. Viva la publicidad, pero si los periodistas han perdido el respeto a sí mismos, y no les importa convertirse en hombres anuncio, al menos que no pongan a nadie en medio de la publicidad sin pedirle permiso y sin pagarle. Debe intervenir alguien para acabar con este abuso de confianza, y los anuncios, muy bien, pero que avisen. Ya tenemos bastante con la publicidad estática, y todo lo demás, que es mucho.

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