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La elección del presidente alemán lleva al ostracismo a Angela Merkel

La Asamblea Federal necesitó ayer llegar hasta la tercera vuelta para nombrar presidente alemán al democristiano Christian Wulff (CDU). Su victoria supone al mismo tiempo una derrota para la canciller Angela Merkel y su bipartito. A pesar de tener la mayoría de votos, la coalición, formada por democristianos (CDU-CSU) y liberales (FDP), no logró activarla hasta el último momento. Merkel sale perdiendo.

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Ingo NIEBEL

La Asamblea Federal votó sólo en la tercera vuelta al democristiano Christian Wulff (CDU) como presidente de la República Federal de Alemania. Su victoria supone al mismo tiempo una derrota para la canciller Angela Merkel y su bipartito. A pesar de tener la mayoría absoluta de votos la coalición, formada por democristianos (CDU/CSU) y liberales (FDP), no logró juntarla hasta en el último momento y Merkel sale perdiendo.

La elección del presidente alemán mostró ayer que hay días en los que las matemáticas de los votos dan la victoria al candidato del Ejecutivo, pero al mismo falla la aritmética política. Ese día se vivió ayer en el edificio del Parlamento alemán, el denominado Reichstag, donde se reunió la Asamblea Federal, para decidir quién ocuparía la jefatura del Estado durante el siguiente lustro. El selecto gremio se convoca exclusivamente para este propósito.

La Asamblea Federal se compone de los 622 diputados del Bundestag (Parlamento alemán) y del mismo número de delegados que cada uno de los 16 estados federales envía para la votación a Berlín. Cada contingente regional se calcula según la población del respectivo land y los diputados representan a las fuerzas políticas que forman parte del hemiciclo regional.

Según las reglas matemáticas, el bipartito de Merkel disponía de 644 votos de los 1.244 totales, es decir 21 votos por encima de la mayoría absoluta de 623 votos. Ante este escenario, se esperaba que el todavía ministropresidente de Baja Sajonía, Christian Wulff, saliera elegido en la primera vuelta, a lo peor en la segunda. Aquí la aritmética política mostró sus propias reglas: en la primera recibió sólo 600 votos y en la segunda 615. En la tercera votación, cuando únicamente hacía falta la mayoría simple, Wulff recibió 625 votos.

El candidato de los socialdemócratas (SPD) y de Los Verdes, el cura protestante Joachim Gauck, logró 494 votos. Dado que la votación era secreta, al igual que las anteriores, no se sabe si alguien del partido Die Linke le apoyó.

Abstención de Die Linke

La formación socialista retiró su candidata, Luc Jochimsen, antes de la tercera vuelta y optó por la abstención. El partido, con 124 delegados en la Asamblea Federal, no pudo votar a Gauck porque como director del archivo del servicio secreto de la Alemania Oriental, el ex ciudadano de la RDA se había convertido en su «inquisidor» o en su «mala consciencia», como decía un comentarista.

En la tercera y última votación se registraron 121 abstenciones.

Después de haber aceptado la elección, Christian Wulff se convirtido automáticamente en presidente de la República Federal Alemana (RFA).

En este mismo momento terminó el mandato del jefe de Estado en funciones, Jens Böhrnsen, el ministropresidente de la ciudad-estado de Bremen.

Böhrnsen ocupó este cargo de manera fortuita y accidental cuando el 31 de mayo de 2010 el presidente federal Horst Köhler anunció su inmediata dimisión, tan sólo un año después de haber sido elegido para una segunda legislatura. El mandatario argumentó su insólito paso haciendo referencia a las críticas que había recibido después de haber justificado el uso de medios militares para proteger los intereses económicos de Alemania.

«Merkel tiene la culpa del resultado de Wulff», tituló ayer el diario «Die Welt», cercano a la CDU, en su página web. El semanario «Der Spiegel» habla ya del «ocaso de la canciller» que hoy se verá obligada a explicar si sigue teniendo bajo control a su Gobierno.

El rival interno de la canciller, al frente de la República Federal

El democristiano Christian Wulff (CDU) se ha convertido a sus 51 años recién cumplidos en el presidente más joven de la República Federal de Alemania (RFA). Lo mismo hay que decir de la primera dama, Bettina Wulff, de 36 años.

Pero no sólo con su edad Wulff ha dado un toque especial al inicio de esta Presidencia, sino también con las circunstancias de su elección. Por un lado, es el primer candidato que ha necesitado la mayoría simple en la tercera vuelta pese a que al ser el candidato del Gobierno contaba con la mayoría absoluta de los votos desde el principio. Por el otro lado, esperó hasta poco antes de conocer el resultado de la última vuelta para dimitir de los cargos que hasta entonces ostentaba: la Presidencia del Estado federal de Baja Sajonia y la del comité regional de la CDU.

Con Wulff ganó la «Deutschland AG (Alemania S.A.), es decir, el conjunto de las grandes empresas y entidades bancarias germanas, como Volkswagen, Deutsche Bank, Daimler y otros. Varios representantes de estos poderes fácticos se han mostrado muy críticos con cómo la canciller Angela Merkel y su Gabinete están manejando la crisis. La jefa de Gobierno propuso a Wulff para este cargo para neutralizar a un rival a quienes muchos han visto como su sucesor.

Wulff aboga por un nuevo nacionalismo, basado en una unidad nacional que aún no existe veinte años después de la unificación de los dos estados alemanes. Cara al público alemán, el nuevo presidente aún ha de mostrar que es algo más que «un soldado de partido» que obedece a sus superiores. I.N.

baja sajonia

El miembro de la CDU David McAllister fue nombrado nuevo ministropresidente del «land» de Baja Sajonia para sustituir a Wulff tras su designación como presidente de la República Federal Alemana.

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