El ultraconservador Jaroslaw Kaczynski no logró firmar la sucesión de su gemelo Lech en los comicios en los que el liberal Bronislaw Komorowski se proclamó vencedor, pero lejos de considerarse derrotado, apuntó que ya piensa en las próximas citas con las urnas.

Después de una reñida pugna, Komorowski obtuvo un 53,01% de los votos frente al 46,99% cosechado por el candidato nacionalista y euroescéptico de Ley y Justicia (PiS), según los resultados definitivos publicados ayer.

En adelante, Komorowski tendrá que gestionar diversas reformas impulsadas por el primer ministro europeísta Donald Tusk pero que fueron obstaculizadas por Lech Kaczysnki valiéndose del poder de veto legislativo de la Presidencia.

Muchos analistas coinciden al afirmar que los resultados dejan a Tusk sin excusas para llevar a cabo dichas reformas.

Pese a todo, Jaroslaw Kaczynski ha sabido recortar los casi 20 puntos de diferencia que le separaban de su rival en abril, cuando se dio el pistoletazo de salida a una campaña electoral precedida por el accidente de aéreo de Smolensk, en el que murió gran parte de la élite política y militar de Polonia, entre ellos, el entonces presidente, Lech Kaczynski.

«Tenemos que seguir»

«Es nuestro deber aprovechar esta fuerza. Tenemos que seguir para cambiar Polonia. Las elecciones municipales y legislativas [en otoño y el año que viene, respectivamente] nos esperan», anunció Kaczysnki ante sus electores poco después de que los primeros sondeos dieran cuenta de su derrota.

«Ganar y dormirse en los laureles es perder; perder y no dejarse superar es una victoria», agregó, parafraseando al padre de la independencia polaca de 1918, el mariscal Jozef Pilsudski .

«El PiS está en una fase ofensiva. Veremos durante cuánto mantiene la movilización de su electorado», afirmó ayer Stanislaw Mocek, politólogo de la Academia Polaca de Ciencias.

Durante la campaña, ha tratado de mostrarse cambiado por el accidente de Smolensk y ha querido separarse del estilo, intransigente, divisor y antieuropeísta que caracterizó su etapa como primer ministro de su gemelo, entre julio de 2006 y noviembre de 2007.

Sin embargo, el especialista en marketing político Eryk Mistewicz estima que «su resultado es el máximo que podía darle su actitud», añadiendo que esta renta fue un apoyo de los polacos a su persona, y no a la agenda conservadora, por lo que tendría el efecto de la espuma.