La policía controlaba ayer Urumqi, capital regional de Xinjiang (Turkestán Oriental), una ciudad sometida a una fuerte tensión tras los choques interétnicos registrados hace exactamente un año.

El 5 de julio de 2009 estallaron violentos disturbios entre la minoría uigur -musulmana y de lengua turca-, contra la dominación china, representada por los han. Oficialmente, unas 200 personas murieron y otras 1.700 resultaron heridas en aquellas jornadas.

Unas 200 personas fueron condenadas por la Justicia china bajo la acusación de haber fomentado la violencia, al menos 26 de ellas a la pena capital, de las que nueve fueron ejecutadas, según la prensa oficial china.

Durante el día de ayer, la calma prevaleció en Urumqi, después de que las autoridades aconsejaran a los uigures que no salieran de casa. La presencia policial fue notable, sobre todo en el barrio uigur.

«Hoy hay mucha tensión. Mire en las calles, no hay mucha gente [...] Seguramente los uigures no se atreven a salir, es un aniversario sensible», comentó Liu Yan, taxista de la etnia han.