Por casualidades de la vida, este virtuoso de la guitarra nace en Londres, aunque de padre italiano y madre española. A mediados de los noventa comienza a tocar por locales de Italia. La historia no va muy bien por la escasa escena del país, así que decide trasladarse a Madrid, donde inicia una carrera que no ha parado de crecer y que, de momento, desemboca en un excelente y desgarrador disco de blues, donde su Fender se expande con rapidez, pulso y muy buenos fraseos. En estudio borda los matices, de la balada a la trepidación, descuelga los riffs con tacto, en directo lo explota todo.

En sus preferencias hay más músicos blancos que negros, ¿casualidad?

Sí, es casualidad, para mí no hay blanco ni negro. Eso podía funcionar hace 60 años, cuando no había toda la información de que disponemos hoy en día. Si alguien quiere empaparse de música o de lo que sea, ahora lo tiene muy fácil con internet. Con esto quiero decir que estoy totalmente en contra de los que dicen que un blanco no puede tocar blues. El arte se siente, no se mira si tiene un tono de color u otro. Y ya puestos a tocar la raya de lo políticamente correcto, pues te diré que quienes han recogido la antorcha del blues y siguen manteniendola viva son precisamente los blancos, tal parece que los negros consideran el blues la música de sus abuelos o, para entendernos, que es música de carcas.

Hay muchos festivales de blues, ¿no se cae en este tipo de festivales en un blues muy cómodo, generalista y, en cierta medida, de «verbena blues»?

Puede ser que se encuentre a las típicas bandas haciendo un homenaje a los clásicos sin aportar nada más, es cierto. Como músico, y en defensa de las bandas, puedo decir que de eso vive el legado del blues, de rememorar a quienes lo inventaron. Podría argumentar también que quizá la culpa es compartida entre los organizadores de festivales, que contratan a bandas así para pagar menos. La consecuencia es que existe un amplio número de grupos en esa tónica y músicos conformistas que no se esfuerzan por intentar hablar blues con sus propias palabras.

Todos le hablamos de Steve Ray Vaughan, ¿qué tenía para dejar tantos pupilos?

Revolucionó la escena. Lo que chocó de él era cómo haciendo blues de toda la vida, se podían sacar tantos matices y modernidades. Su mayor influencia eran Albert King y Jimi Hendrix. Él simplemente mezcló el cocktail y lo aderezó con sus especias. Y voilá. Lo que sigue sorprendiendo de SRV es cómo el sumo respeto por las formas clásicas no tiene por qué estar reñido con la modernidad. SRV hizo que el blues entrara en los ochenta, así como Jimi Hendrix lo logró en los sesenta.

El blues es un estilo tan cerrado en estructura, que las semejanzas entre unos y otros son muy evidentes...

Cierto, pero los matices de cada artista de blues son más que evidentes. No hay manera de confundir a Albert King con BB King. Y, aunque hay una marea de seguidores, entre los cuales me incluyo, que intentan hacer exactamente lo que hacen Albert King o BB King, enseguida se dan cuenta de que lo mejor es decir esa misma frase, pero en tu versión. A fuerza de hacer esto, se termina encontrando tu propia voz. Es comparable a cómo tus padres te enseñan a hablar. Al principio, sólo repites frases o palabras sueltas pero, con los años, aprendes a usar las palabras para formar tus propias frases, y cada vez van definiendo más tu persona. Es un arduo trabajo, requiere tiempo, pero es necesario si se quiere decir algo tuyo de verdad.