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El PRI se hace con nueve estados, pero pierde dos de sus bastiones

No resulta fácil encasillar los resultados de las elecciones regionales del domingo en México. A falta de conocer los resultados definitivos, el PRI lanzó las campanas al vuelo por haber obtenido la victoria en nueve de los doce estados en contienda. Por su parte, la alianza contra natura entre el PAN y el PRD destacó la importancia de haber arrebatado a los tricolor dos de sus bastiones más importantes: Oaxaca y Puebla.
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Ruben PASCUAL |

El principal partido de la oposición mexicana, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) obtuvo la victoria en nueve de los doce estados que el pasado domingo eligieron gobernador: Chihuahua, Durango, Hidalgo, Quintana Roo, Tamaulipas, Veracruz, Aguascalientes, Tlaxcala y Zacatecas. Aunque los resultados oficiales se darán a conocer mañana, los priístas habrían perdido el control de dos de sus bastiones tradicionales: Oaxaca y Puebla.

En el caso del norteño estado de Sinaloa la diferencia no era la suficiente como para designar un ganador. Pasada la medianoche del domingo, el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) otorgó una ventaja de poco más de cuatro puntos porcentuales -con un 48% escrutado- al candidato de la alianza PRD-PAN, Mario López Malova, frente al priísta Jesús Vizcarra Calderón. No obstante, los analistas pusieron en duda que los aliancistas sean capaces de arrebatar el poder al partido tricolor que, como en Puebla y Oaxaca, ha gobernado durante ocho largas décadas.

Por lo tanto, ayer resultaba difícil hacer una valoración exhaustiva de los resultados electorales. Menos aún en un país como México, y tratándose de unas elecciones que anteriormente muchos habían bautizado como un ensayo general para las presidenciales que se celebrarán en 2012.

Como era de esperar, cada bancada resaltó el aspecto que le pareció más conveniente.

La presidenta del PRI, Beatriz Paredes, compareció la misma noche electoral para anunciar los «contundentes triunfos en once entidades» y agregó que, en el caso de Oaxaca, interpondrán una queja contra el dirigente panista, César Nava, «por haber anunciado resultados de una encuesta antes de la hora permitida por la ley».

«Respecto de Oaxaca, seremos puntualmente cuidadosos del cumplimiento de lo que señala la legislación electoral», dijo.

Asimismo, denunció «la guerra sucia y el uso de recursos ilegales» empleados por el partido gobernante y apuntó que interpondrá denuncias por ello.

Pese a las supuestas irregularidades, la presidenta del PRI se mostró agradecida con quienes les apoyaron en una jornada que «ratifica la condición del PRI como la primera fuerza político-electoral del país».

Jarro de agua fría

Los analistas políticos del país habían vaticinado que si los priístas goleaban el domingo a sus contrincantes, estarían mucho más cerca de sentar en Los Pinos al actual gobernador del estado de México y previsible candidato presidencial, Enrique Peña Nieto. No falta quien opina que los priístas se veían prácticamente gobernando el país, y entiende las derrotas en al menos dos de sus bastiones históricos como un jarro de agua fría.

La encargada de arrebatar estos importantes enclaves a los señores feudales del PRI fue una alianza casi mutante que acordaron el PAN y el PRD, que mantuvieron duros enfrentamientos en 2006, cuando la descafeinada izquierda de López Obrador montó en cólera y acusó al partido de Calderón de fraude electoral para arrebatarle el poder.

Satisfecho por los resultados electorales, Nava aseguró que el domingo quedó sepultada para siempre la época del «carro completo» para el PRI, y destacó la victoria aliancista en los estados de Oaxaca, Puebla, Tlaxcala y Sinaloa.

Afirmó que su partido está «de regreso» en el camino de la victoria. «Sacamos al PRI de Los Pinos en 2000 y diez años después lo sacamos en Oaxaca y Puebla», afirmó.

ZACATECAS

Más allá de las lecturas generales, las elecciones regionales del domingo supusieron toda una debacle para el PRD zacatecano, a quien el PRI habría superado con claridad, poniendo así fin a doce años de hegemonía perredista.

TAMAULIPAS

Egidio Torre Cantú, elegido por el Partido Revolucionario Institucional para cubrir la plaza de su hermano Rodolfo, muerto a tiros a escasos días de las elecciones, se hizo con la victoria en el estado de Tamaulipas.

Una normalidad sui generis marca la jornada electoral

La cita con las urnas del domingo estaba claramente viciada y marcada por la violencia, y más exactamente, por la ejecución seis días antes del candidato príista a la gobernatura de Tamaulipas, Rodolfo Torre.

Además, la espiral de violencia endémica había disparado todas las alarmas y se esperaba que, a pesar del gran despliegue policial y militar, la ciudadanía optara por no acudir a votar.

Finalmente, los comicios se desarrollaron en relativa calma, teniendo en cuenta lo que conceptos como el de normalidad entrañan en la sangrienta rutina mexicana.

La Secretaría de Gobernación aseguró que pese a los determinados focos de violencia, en general, fueron comicios tranquilos. «El país votó en condiciones de tranquilidad y seguridad. Con esto, la sociedad manda un mensaje muy claro a quienes pretendían inhibir la participación. No van a contener la democracia», indicó el subsecretario de Interior, Roberto Gil.

Hubo al menos once muertos: seis personas fueron tiroteadas en Tamaulipas, cuatro hombres aparecieron colgados en un puente de Chihuahua, un líder indígena fue ejecutado en Chiapas. R.P.

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