TOUR 2010 El corredor del Quick Step dio a su equipo una etapa y el amarillo en casa, a pocos kilómetros de donde volvió a vivir hace 70 días
El pacto del pelotón premia la combatividad de Chavanel
El pelotón dejó de disputar la etapa tras caerse la mayoría de los favoritos en un descenso a 30 de meta y decidieron entrar todos juntos.
Joseba ITURRIA
Sylvain Chavanel vivió ayer el día más emotivo de su carrera deportiva al ganar su segunda etapa en el Tour y lograr el maillot amarillo a pocos kilómetros de donde se fracturó el cráneo hace poco más de dos meses tras chocarse contra un coche en la clásica Lieja-Bastogne-Lieja. Su combatividad al lanzar la escapada del día en el kilómetro 11, a 190 de meta, su compañerismo al trabajar para el maillot de la montaña de su compañero Jerome Pineau y su fuerza para superar a todos los integrantes de la escapada se vieron recompensadas por el pacto del pelotón de no disputar la etapa tras un caída a 30 kilómetros de meta en la que se vieron implicados muchos de los favoritos.
El descenso del col de Stockeu se convirtió en una pista de patinaje porque el agua de la lluvia se mezcló con el gasoil que debió dejar la caída de una motocicleta. No es que se cayeran decenas de ciclistas, también espectadores que andaban por esa zona. Así, se fueron al suelo, entre otros muchos, Armstrong, Contador, los hermanos Schleck, Wiggins, Basso, Lemevel y Vandevelde, que fue el más perjudicado de todos los implicados al llegar a meta a seis minutos del grupo de los favoritos. Entre los vascos se cayeron Oroz, Egoi, Mayoz, Isasi y Rubén Pérez. Más de medio pelotón fue al suelo.
Cancellara paró la carrera
La mayoría pudieron enlazar porque el líder Cancellara, que encabezaba al término del descenso el grupo de los únicos treinta corredores que no se fueron al suelo -entre los que estaban Sastre, Samuel y Luis León Sánchez-, se encargó de detener a los Cervélo cuando Hunt empezaba a trabajar para el abulense y para Hushovd.
Le dijo a Hunt que dejara de tirar porque la carrera estaba neutralizada. Lo que realmente sucedía es que sus dos líderes, los hermanos Schleck, estaban a punto de despedirse de cualquier opción a la general del Tour. Hubo un momento en el que Andy, que se cayó dos veces en 1o0 metros, estaba a cinco minutos de cabeza de carrera.
En ese momento entre Chavanel y el grupo de Sastre y Cancellara había menos de un minuto y entre los Schleck y ese primer grupo marchaba el pelotón más numeroso con la mayoría de los favoritos tirado por Radio Shack, Liquigas y Sky. Astana no tiró porque Contador ordenó esperar a su amigo Andy Schleck, pero si Cancellara no llega a parar al grupo de adelante y no prospera el pacto de no agresión lo normal es que ese grupo enlazara con los de cabeza y los Schleck se despidieran del Tour.
Sin sprint del pelotón
El suizo no sólo logró que se esperara a casi todos los que se cayeron. También llegó a un acuerdo con la organización para que no se contabilizaran los puntos del pelotón para la clasificación de la regularidad. Bajó al coche del director de la prueba, Jean François Pescheux, para sellar con un apretón de manos el acuerdo y enseguida se puso en cabeza del pelotón para que nadie sprintara por los puntos.
Algunos equipos estaban molestos con la actitud de Cancellara y se preguntaban si hoy él va a hacer lo mismo cuando alguien se caiga en el pavés. Pero el suizo consiguió lo que quiso, aunque para ello tuvo que renunciar a un maillot amarillo con el que Chavanel encontró el premio a su combatividad.
Atacó en el kilómetro 11 y se formó un grupo de ocho corredores de los que la mitad correspondían a los dos equipos que corrían en casa al acompañarle Lloyd y Roelandts (Omega), Burghardt (BMC), Pineau (Quick Step), Turgot (Bouygues), Taaramae (Cofidis) y Gavazzi (Lampre). Tuvieron hasta siete minutos de ventaja, pero el pelotón empezó a recortarlos rápido.
Cuando la renta apenas superaba el medio minuto, atacó Sylvain Chavanel y, tras el pacto de no agresión, la ventaja empezó a crecer hasta los cuatro minutos con los que logró en Spa su segunda victoria en el Tour tras la conseguida en 2008.
El Tour afronta hoy la tercera encerrona que la organización del Tour ha preparado para los candidatos al triunfo final. Algún director comentaba ayer en la salida de Bruselas que ni el recorrido de la etapa con final en Spa ni la de hoy se pueden colocar en un Tour con un pelotón de 200 ciclistas, que se suman a una primera etapa en la que se esperaba el viento y el mayor peligro llegó por la presencia de más de dos millones de personas en la ruta.
Todos los ciclistas están con fuerza, salvo los que acusan las consecuencias de las caídas. La tensión es máxima y el interés de cada etapa consiste en saber quién se va a caer. Los favoritos se han tomado como un objetivo en sí mismo superar estos cuatro días sin caerse y por el momento ya hay cuatro abandonos: Frank (BMC), Cardoso (Footon), Hansen (Columbia) y Delage (Silence). Y habrá que ver hoy las consecuencias de todas las caídas de ayer.
Hoy llega la etapa más complicada. Son 213 los kilómetros que separan Huy (el final de la Flecha Valona) de Arenberg (en la entrada del Tour en el Estado francés) y en los últimos 44 hay 12,8 de pavés, repartidos en seis tramos. Los cuatro más largos, que totalizan once kilómetros, están en los 27 finales. Con la tensión existente y la inexperiencia de muchos participantes, se esperan caídas y diferencias entre los favoritos y no sería de extrañar que alguno de los candidatos pierda el Tour. J. ITURRIA