TOUR 2010 Cuarto en el 2008, da mayor importancia al octavo puesto conseguido el año pasado tras sufrir nueve caídas
Vandevelde, la moral por los suelos
El norteamericano, primer favorito eliminado de la lucha por los puestos de honor tras perder seis minutos y llegar a meta muy tocado.
Joseba ITURRIA | BRUSELAS
Cristian Vandevelde fue el único aspirante a los puestos de honor que quedó eliminado como consecuencia de la caída múltiple del descenso del Stockeu al llegar a meta a seis minutos de los favoritos. Se fue directo a un hospital para hacerle pruebas y calibrar las consecuencias de la caída con el rostro ensangrentado y, lo que es más importante, con la moral por los suelos.
La desgracia le persigue desde que en 2008 finalizó quinto el Tour, cuarto con la posterior descalificación de Köhl. Desde entonces se ha visto envuelto en múltiples caídas que le han impedido preparar los dos últimos Tours con normalidad y la de ayer fue la gota que colmó el vaso porque en su caso, como sobre la ruta, llovía sobre mojado.
El norteamericano afincado en Girona señalaba a GARA antes de tomar la salida ayer en Bruselas que aún tenía secuelas tras caerse en Suiza, donde se fracturó dos costillas en su reaparición tras romperse la clavícula en la tercera etapa del Giro: «De la caída de Italia estoy recuperado, pero tengo las costillas lesionadas y tengo muchas molestias, sobre todo para dormir. Espero poder superar bien estos días que son los más difíciles para mí y, a partir de ahí, mejorar». No quería indicar antes de tomar la salida si se veía en condiciones de luchar por la general y su respuesta parecía una premonición: «No lo sé, después de esta semana hablaremos». No pudo pasar ni el primero de esos días complicados porque su mala racha con las caídas no acaba.
Dos Giros para olvidar
La pasada temporada sufrió nueve caídas, la más grave en la segunda etapa del Giro, cuando se fracturó varias costillas, tres vértebras y tuvo lesiones en la pelvis, el tórax, la espalda y múltiples abrasiones.
«Tuve muy mala suerte el año pasado con muchas caídas y por eso estoy muy contento por el Tour. Para mí tiene más mérito ser octavo en esas condiciones que cuarto el año anterior. Fue un año muy duro para mí, siempre buscando mi forma, siempre iba retrasado con un pie por detrás. Por eso acabar octavo me dio más confianza en mi cuerpo y en mi cabeza, aunque no quería repetir un año así».
Así destaca que «mi primer objetivo esta temporada era llegar a la salida del Tour sin ninguna cosa mala en el cuerpo y con la cabeza limpia. Si llega a ser así estaba seguro de que lo podía hacer muy bien. Mi objetivo era hacer entre los primeros cinco y, si estás en ese grupo, puedes estar en el podio porque entre el tercero y el quinto no hay apenas diferencias. El año pasado el margen era de menos de un minuto. Eso no es nada, un poco de suerte, un mal día».
Pero Vandevelde no cumplió ese objetivo. Volvió a caerse en el inicio del Giro, una prueba en la que quiso repetir «porque me fue muy bien como preparación en 2008. Me va bien para saber si mi cuerpo está en forma, para trabajar en los puertos, las cronos... No puedo entrenarme en ningún sitio como se corre el Giro, con 3.000 kilómetros en los que no hay rectas ni planos».
Pero a la segunda etapa se tuvo que ir para casa y hasta se podía dar por satisfecho porque, en comparación con el año pasado, sólo se había roto la clavícula derecha. «Tras el Giro, fui a La Molina a un lugar que tengo para hacer entrenamientos en la montaña y estaba bien para Suiza, pero allí volví a tener dos caídas y aunque he llegado al Tour bien de forma, tampoco llegaba como yo esperaba».
Farrar, también afectado
La etapa resultó terrible para el Garmin ya que el otro líder del equipo, Tyler Farrar, y uno de sus lanzadores, Dean, también se vieron implicados en caídas y fueron conducidos junto a Vandevelde a un hospital para conocer el alcance de sus lesiones y saber si pueden seguir en carrera.
El año pasado se retiró en la segunda etapa del Giro con fractura de varias costillas, tres vértebras y lesiones en la pelvis, el tórax, la espalda y múltiples abrasiones y, pese a eso y trabajar para Wiggins, acabó octavo el Tour.
Se fracturó la clavícula derecha en la tercera etapa del Giro y en su reaparición en la Vuelta a Suiza volvió a sufrir dos caídas y se fracturó dos costillas. Pese a las molestias que esa lesión le provocan, deseaba superar estos días para disputar la general.
Cristian Vandevelde destaca en su entrevista concedida a GARA «la importancia que para el ciclismo ha supuesto la entrada de fuertes patrocinadores de Estados Unidos y entiende que para ahondar en esa línea sería necesario que su país fuera capaz de impulsar una gran carrera como el Tour. Sobre la entrada de patrocinadores como Garmin, Columbia o Radio Shack, destaca que «es muy positivo porque son grandes sponsors. Garmin es una compañía con muchos millones de presupuesto y esto es muy bueno para el ciclismo».
Dentro de su visión positiva cree que «el ciclismo está muy cerca de una explosión buena para llegar a una situación ideal. Pero necesita bajar un piñón más. Necesitamos una prueba más como el Tour, que haría que entren más casas como Garmin o Radio Shack. La solución estaría en hacer una carrera como el Tour en Estados Unidos».
Preguntado por la forma en que se sigue allí el ciclismo, a Armstrong y a él mismo, Vandevelde responde que «en todo el mundo Armstrong es un hombre muy conocido y ahora la gente tiene más interés por el ciclismo. Poco a poco. Empezó en la época del Discovery Channel. Ahora hay más afición para el Tour, pero sólo se sigue el Tour. Nadie sabe qué pasa en la Vuelta al País Vasco o en otras bonitas carreras. A mí también me conocen muy poco allí, pero es mejor esto porque así tengo menos presión».
También entiende que los ciclistas deben poner de su parte para que la popularidad de su deporte sea mayor: «Es importante la relación nuestra con los periodistas, que entren en el equipo fácil porque la gente quiere conocer la vida de los ciclistas, no sólo en carrera. También cómo es lo que no se ve de un ciclista, en la habitación, en el autobús, en el camión... No me gusta que entren en mi vida siempre, pero es mi vida ahora. Además cada vez somos más los ciclistas americanos».
En esa línea recuerda que «cuando yo fui a Girona en 1998 sólo había seis o siete ciclistas. Ahora hay casi 40 profesionales, norteamericanos la mayoría, pero también hay australianos, de Nueva Zelanda, ingleses. Algunos nos entrenamos juntos porque Leipheimer vive a pocos metros de mi casa, Henderson en el mismo pueblo, Wiggins muy cerca..»..
Destaca que mantiene una buena amistad con el ciclista inglés, pero reconoce que le agradó que rompiera su contrato para marcharse al Team Sky: «Para mí es mejor que no esté en Garmin. Así no hay tensión. Bradley y yo somos buenos amigos, pero el año pasado la relación fue perfecta porque él no tenía objetivos antes del Tour, no sabía que podía entrar ente los diez primeros. Este año seguro que sí y con dos líderes no estás mal, pero siempre puede haber tensión». Joseba ITURRIA