Enaltecimiento de la venganza y la sinrazón
La apertura de juicio en la Audiencia Nacional contra dos jóvenes zarauztarras por «enaltecimiento del terrorismo», acusación que tiene como única prueba el testimonio de un testigo anónimo y protegido que contradice incluso la versión de los ertzainas que asistieron al acto en el que supuestamente se cometió el delito, contiene elementos de un thriller que mezcle elementos conspirativos y fantásticos a la vez.
Por si la acusación y los condicionantes apuntados no resultasen ya suficientemente estrambóticos, la petición fiscal contra los dos jóvenes incluye, además de un año y medio de prisión, diez años de inhabilitación para trabajar en la administración pública y la denegación del derecho a votar en elecciones, cinco años de destierro de Zarautz, el pueblo del que son naturales y en el que desarrollan su vida estos jóvenes.
Este caso puede además suponer un peligroso precedente, al permitir la apertura de un juicio basándose única y exclusivamente en la palabra de una persona a la que la Fiscalía otorga credibilidad pero a la que a su vez se libera entre otras cosas de la obligación de responder sobre sus motivaciones -y en este caso flagrantes animadversiones- personales. La delación de una persona, aunque contradiga todas las pruebas, es suficiente para buscar una condena a todas luces injusta.